Poesía y Psicoanálisis (1971-1991) Miguel Oscar Menassa -1995

 

1985 -MADRID

EDITORIAL DE LA REVISTA «LEYENDO A FREUD» N.º 0
          

¡Cuántas veces! me pregunté a mí mismo, si era posible el mundo.
¡Cuántas veces! me respondí sonriendo.
¡Cuántas veces! me respondí gritando: mundo altivo y grotesco, te podremos

Claro está, daríamos por ello toda nuestra energía. Nuestra propia vida y ciertas precisiones de una teoría general, serían nuestras armas fundamentales.
      En principio, nos aconsejamos tomar distancia de los recuerdos infantiles; conocer el amor; hablar; leer algunos libros; escribir algún verso. Y eso fue todo.
      Fuerza y palabra unidas rabiosamente en cualquier dirección, parecía, al principio, que iríamos a parar a la mierda, os lo aseguro. Después, el tiempo, nos llevó de la mano, escribiendo, por el camino de la muerte. A los sobrevivientes, más allá de modos y modales, nos otorgó un sexo, una palabra. Somos esas caricias provenientes de las noches más negras. Un incalculable amor en medio del desastre.
      Aprendimos rápidamente que sin mencionar a Dios es absolutamente imposible saber de quién es el tiempo. ¿A quién pertenecen las horas? Los recuerdos de las horas pasadas, la ilusión de las horas por venir. ¿A quién las horas del amor? Los vericuetos del tiempo del amor. ¿A quién pertenecen?
      Espero saber acogerme sin vergüenza a mi destino: Viví entre ellos, soy un grupo, varias personas, tengo las palabras de todas las clases sociales posibles en este tiempo. Fui todas las enfermedades. Toda la peste y toda la gloria posible. Soy el más indicado para decir, para empezar a juntar lo que la dictadura, en su afán de reproducirse, ha separado.
      Pretendemos una página en blanco permanente. Ese ha de ser nuestro lecho de amor y, también, nuestro campo de guerra.
      Y para que a nadie, en el principio, se le ocurra pensar sobre lo que es, digo:
      El hombre es escritura. El resto, sin violencia, ganado taciturno esperando morir en alguna quietud.
      Escribiendo, robándole esas horas a la vida, así hemos vivido nuestra vida. Os
invitamos a vivir con nosotros en una página, entre palabras combinadas por muchos.
      La poderosa muerte unida a los vocablos más sutiles.
      El cruel espanto, el dolor más extremo, besados por la luz.
      El verso más antiguo bordado en tus cabellos.
      Entre palabras, por túneles secretos, hacia lo no sabido.
      ¿Dirigir una revista de psicoanálisis?
      ¿Psicoanalizar una revista de psicoanálisis?
      ¿Psicoanalizar desde una revista de psicoanálisis?
      ¿Transmitir el psicoanálisis?
      ¿Amar definitivamente la poesía?
      Sólo después sabré, sólo después sabremos.
      Cuando lo irremediable pregunte por sí mismo
      cuando la muerte venga anudada en un punto
      cuando el baile sonoro de los días detenga su mirada,
      vendrán de nuestra vida los saberes y, ahí,
      ya no seremos éstos, sino lo escrito.
      No vengo por nadie en especial, vengo por todos. Hablar y amar fue todo mi pasado. París mi prehistoria, donde Lacan y hablar estuvieron de moda.
      Muerto Lacan porque hablar no era suficiente Madrid puesta de moda por los pequeños parisinos que quedaron sin padre me deciden a todo: Madrid, mi pequeña Madrid, el vientre exacto de mi lengua, no temas. Nadie podrá pasar, soy el que escribe, el que vertiginosamente se adelanta en las sombras.

 

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