1976- MADRID
EDITORIAL REVISTA «GRUPO CERO» N.º 2
ZARPAR I
Atléticos
soldados del pasado
desprecio vuestros muertos.
Tengo en mi piel todo el murmullo de mis años.
Primera y última verdad
cálida
sorpresa.
Certera combinación donde mi nombre
nombra el fin del otoño, el fin de los ocasos.
Altas fragancias vienen desde el mar.
Anuncio, porque anuncian, la muerte del pasado.
Todo es un cielo azul, todo es mañana.
I
Sé de la sinrazón de amar los muertos
y del oscuro drama de las flores
en la ciudad oculta por el mar.
Mujeres y delirios
sé del amor.
II
Navegante feroz
entierro mi tesoro en el mar.
Soy el puro deseo
voy
a la deriva.
Zarpar será el destino
del que nunca retorna al mismo corazón.
III
Amante del destierro
-ciudadano del espacio abierto en mi mirada-
cuando
gobierno el mar,
mi
Dios,
son
las palabras que pronuncio
cuando
hago el amor.
IV
Nada
me falta
poseo
del mundo
los
días por venir.
V
El
que perfora las opacas montañas
y
abre con su cuerpo
un
nuevo espacio hacia la luz
el
Hombre
que
hizo del sol una palabra
y
su destino.
VI
Atléticos
soldados del pasado
desprecio
vuestros muertos.
VII
Dispongo
de no sé qué saber
acerca
de la nada.
Ella
calma mi sed.
Ella
es
fuego voraz.
Destructora
inefable de todos los destinos.
VIII
Cuando
miro la tierra
el
rugido feroz de la serpiente blanca
que
anida en mis entrañas
anuncia
de los volcanes furia y deseo. Hirviente lava por doquier.
IX
Tiembla
el océano
-muge
como una vaca triste-
cuando mi sed por Ella
se detiene en mis ojos.
X
Golpes de viento del destino en el rostro
desvían
en el comienzo del invierno
mi
mirada.
Soy
deben saber, entre nosotros,
el que gobierna el tiempo y el espacio.
Calafell
(provincia de Barcelona), 2 de septiembre de 1976
ZARPAR II
Amantes de la delicadeza
hundid junto conmigo vuestras garras atlánticas
en el cuerpo de la bella que acaba de morir.
Dejo el mar.
construyo en la clara meseta
-por encima de todos los niveles-
la casa del poeta.
pequeña y cálida torre
donde la mierda y los espantos
azules pájaros
reclaman
el privilegio sobre el siglo.
Pequeño siglo evanescente, habrá
te lo prometo
en el final de tus finales
un pequeño hombrecito de palabras
la pequeña ley
la pequeña oscuridad total.
El hombre del principio nacerá de las sombras.
Madrid,
19 de noviembre de 1976
|