1988 -MADRID
EDITORIAL «POESÍA Y PSICOANÁLISIS»
N.º 3
Esta editorial la escribo bajo
los efectos luminosos y negros del éxito; EL PRIMER CONGRESO INTERNACIONAL GRUPO CERO, sobre PSICOANÁLISIS y
PSICOSIS, ocurrido en Madrid hace apenas una semana, aunque dudamos que nos fuera posible realizarlo, fue un
estallido luminoso y eso se llama éxito para un congreso.
Esta editorial que estoy escribiendo no la escribo yo y ni siquiera
el otro, como diría Lacan, sino el éxito, en su forma más rotunda, más significante.
Y no es que una vez más me esté vanagloriando
del tamaño de mis genitales, sino que esta vez, quiero poner al arbitrio de
la población psicoana1ítica en lengua castellana, el poder de su uso.
Y sé que ésto nadie lo discutirá,
el Grupo Cero fue desde su primer manifiesto en 1971, el cuerpo donde lo acontecido se transformaba. Esta vez,
la poesía, llegaría hasta las más altas cumbres del pensamiento y trastocaría todos los valores psíquicos. No sencillos versitos que condenen a
los idiotas o a los hijos de puta, nada de eso, sino la poesía misma en acto. Ni siquiera
la escritura, en el decir de Lacan, matema o ruido, donde el afecto se vería representado por escritura que por otra parte
le daría algo de existencia, nada de eso, sino el afecto en carne viva, el cuerpo de la angustia, las
mil y una caras de la muerte siendo del tiempo las infinitas transformaciones del
sujeto. Somos un grupo. Aunque reconozco que la poesía algo ha tenido que ver en todo ésto. Ella es el
acontecimiento que no aconteció, por eso todo lo nuevo es ser de su tiempo y
el matema, como todos sabemos, no puede eso.
La Televisión Española ha coincidido con nosotros en que
el Grupo Cero, son los primeros pasos del psicoanálisis en España y luego nosotros nos
enteramos que entre bambalinas se decían unas a otras que éramos aún más
elegantes que los psicoanalistas franceses que ellas mismas tuvieron oportunidad de conocer en un viaje que hicieron juntas a Buenos Aires.
Y donde escucharon una frase impresionante salida de la boca de uno de
ellos. En Francia, desde que murió Lacan, ya no quedan buenos psicoanalistas, mejor dicho, los únicos buenos psicoanalistas franceses, son argentinos. No pude ocultar una sonrisa maliciosa cuando pregunté si no era que los pacientes de
los psicoanalistas franceses eran argentinos y la respuesta no se hizo esperar. No, Dr. Menassa, usted está completamente equivocado. Los argentinos
,son los que pagan
las sesiones, pero los que se psicoanalizan son los psicoanalistas franceses.
Déjame en paz, le dije, secamente al éxito, que tengo que escribir la
editorial.
Sí, claro, se escuchó como a lo lejos, algo que nos dé de comer a todos y que no mate a nadie...
Lacan llega a decir, hablando de acto poético, que eso es. Pero que eso
habría que preguntárselo a los poetas que nada saben de eso. Pero hete aquí que un poeta se atribuye en mí un saber:
Soy cuerpo, ambigua mascarada de las transformaciones. Un
acontecimiento que perdura porque todavía no fue.
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