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MI PADRE ES PODEROSO
Mi padre es muy poderoso
y gana mucho dinero
pero nunca puede amar
y ya no tiene deseos.
A mi padre no le importa
distinguir el bien del mal,
él lo único que ama
es ganar, ganar, ganar.
Y gana tanto dinero
que su vida no es su vida,
y aunque parezca mentira
su vida es el dinero que gana.
Cuando yo le confesé
que era feliz con mi vida:
el trabajo, mis amores.
Él, hiriente, me preguntó:
“¿Y cuánto dinero tienes?”.
Su pregunta me molestó,
entonces, de rabia dije:
“Tu mal es mucho peor,
ya que, padre de mi alma,
tener dinero, es una enfermedad.
Tener dinero no es grave,
pero enamorarse del dinero
es una enfermedad mortal”.
“¿Y, acaso, para vivir
no gastas ningún dinero?”.
“Algo gasto, pero no lo cuido
como si fuera un amor
o la mujer de mi vida”.
“¿Y dónde crees que llegarás
pensando de esa manera?”.
“Llegaré, querido padre,
hasta donde mi deseo pueda”.
“¿Y qué vida será tu vida
dejándote guiar por fantasías?”.
“¡Ay! Usted se ha equivocado,
mis deseos más queridos,
mis más profundos deseos,
caminan delante mío
un camino diferente,
mi propio camino.
Serán mis deseos
pero el camino llevará
mi nombre y apellido.
Y yo seré el poeta
que recorrió caminos
que nunca nadie, nunca,
se atrevió a recorrer”.
Enero 2016
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