Carnaval de la Tercera Edad

Miguel Oscar Menassa, 2011

 

 

METAMORFOSIS

Yo tenía, como le digo,
setenta y tres pirulos
y ella, una joven mujer
de sólo cincuenta y tres.

Un día,
subiendo las escaleras,
ella me demostró
ser más joven que yo.

Al verla tan delicada,
tan ágil, competitiva,
comencé a rejuvenecer
día, tras día.

Ella me miraba
entre absorta y sorprendida
y yo le guiñaba un ojo
en la flexión treinta y tres.

Convencida la pobre
que yo ya estaba joven
me presentó a Lolita,
su amiga más leal.

Lolita era adivina
especialista en viejos,
miró y no dijo nada,
me acarició las nalgas
y le dio un beso a Carlota
que la dejó desmayada.

Aprovechando el desmayo
yo me agarré a mi mujer
mientras Lolita cantaba:
“Hay que empezar a vivir”.
Y se abrazaba a las nalgas
de Carlota, ¡tan amada!
Y la muy loca gozaba
mientras Lolita besaba
y yo me hacía el amor
a mí mismo en el salón.

Y después me embrutecía
y hasta la cama llegaba
y con mis manos, mi sexo,
mi pensamiento, mi voz,
mi hombre, si lo tuviera,
mi mujer, mi lejanía
arremeto contra el viento,
sobre mi cama vacía
y de rodillas me amo
y me siento una mujer.

  

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