Carnaval de la Tercera Edad

Miguel Oscar Menassa, 2011

 

 

VIENE EL MURGÓN

Viene el murgón, viene el murgón,
que nació estos carnavales
en un encuentro esperado
en el centro del amor.

Esta murga está formada
por médicos del espíritu.
Es por eso que cantamos
en estos carnavales
canciones para las almas
y, después, para la amada.

En los carnavales
se sube y se baja
en busca de un alma
que nadie encontró.

Mas no se preocupen
señor, señorita,
que el problema
no es el alma.
El cuerpo
es el problemón.

Que se pone como loco
cuando vienen los espasmos
y el pobre hombre,
al seguir
el camino de su cuerpo,
abandona toda ruta del amor
y ya sin alma
el hombre baila y baila,
y ya sin alma
la mujer baila y baila,
y ya sin alma
el joven baila y baila,
y ya sin alma
el viejo baila y baila,
y ya sin alma
el niño baila, baila,
pero al músculo,
sin alma,
no le gusta trabajar.

Una palabra
calma los nervios,
dos palabras
te devuelven los nervios,
con tres palabras
viene el amor
y con cuatro palabras
se produce la muerte.

¡Qué maravilla!
¡Qué maravilla!
en este carnaval,
en el poema,
ha muerto una palabra
en mi lugar.

Y si ustedes no nos creen
porque estamos disfrazados,
después del carnaval
repasen lo pensado:

Cuando ella me pide más
y yo le doy, le doy
con el sexo y con las manos
y, también, a lengüetazos,
pero ella pide más
más, más, mucho más
“hoy quiero llegar, me dice,
hasta el fondo de la vida
y ya no resucitar”.

Al verla tan contenta
gozando con su delirio
de ser la carne del siglo
y el amor de mis amores,

yo no le digo nada
pero me quedo sentado
y dejo que la música
sea cosa del pasado.

Al tomar la decisión
de no morir
bailando en la calle,
lo que morirá
será el carnaval.

Pero el carnaval
no muere,
gritaba el carnaval,
el próximo año
volveré a pasar
y al hombre le haré
una prueba más.

Tarde o temprano
alguien morirá
en el carnaval,
baila que te baila,
bailando sin parar.


  

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