RECUERDO TU CUELLO
Recuerdo tu
cuello
en los labios
de aquel desconocido
y, sin embargo,
amo esta soledad
entre vertientes,
dejo de ser,
alcanzo de un salto
el hilo frágil de tu voz.
Entrego a las
palabras
el ritmo de lo humano.
No vengo
alocado
por el dolor
de haber tenido,
vengo, más bien,
a conversar.
Mi mal es peor que la deriva.
Tejo, entre
sueños,
mis sueños.
Me revelo
que no habrá paz,
despliego las velas
y ato mi vida,
si la hubiera,
a la famosa libertad.
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