PEPE Y EL VAIVÉN
Eduqué a la
mujer
con éxito relativo
y después me esclavicé
para aprender el vaivén.
Yo soy Pepe,
y por amor
hasta me tomé un avión,
desafiando las tormentas,
las bombas y las caídas,
para verme con mi amada
en el río de La Plata.
Al llegar, ya
me di cuenta
que la plata no existía
y mi amada se mudó
cuando el río se creció.
Y después vi
al Presidente
declarando inundación
lo que fue sencillamente
una lágrima perdida
que, en mil pedazos partida,
cayó de mi corazón.
Eduqué a la
mujer
con éxito relativo
y después me esclavicé
para aprender el vaivén.
|