XIV
Entre blasfemias, entre despiadados recuerdos, curto mi piel.
Los días donde no puedo más -antílope y ternura- busco entre las cortezas y los cielos, entre los desperdicios, sin encontrar.
Mi vida se deforma en cada paso y, sin embargo, soy feliz de respirar el aire y saberme vivo.
Vuelvo a tener esperanzas todas las mañanas, todas la mañanas vuelvo a soñar.
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