SALTO MORTAL Miguel Oscar Menassa - 1977

PUESTA EN ESCENA

Sé que este libro no es exactamente un libro de poesías. 
Pero sé también que este libro no es ninguna otra cosa que un libro de poesía. 
Sólo quiero decir que sometido a sus leyes inexorables, 
la palabra hace sus estragos. 
                                          Ella es impune, se combina 
        con todo. 
Ama desaforadamente las imperfecciones. Su ser es todo tiempo. 
En este estado todas las combinaciones de la palabra generan poesía. 
Para ello es necesario, que las formas espaciales 
-último lujo de la razón contra lo poético-humano- estallen en fragmentos.

La forma será, sin más, las deformaciones que la violencia de las combinaciones le imponga.

                Decir, siempre decir.

 

Dedico este libro: 
                         a Juan, mis amigos 
                         a Ellas, su mujer. 
                         a todos sus hijos. 
                                                  Muertos por la patria.

 

Digo yo 
y si me preguntan quien soy, 
diré que soy una serie de personas, 
una especie de grupo, 
una masa amorfa 
                        de deseos 
                                       para la muerte.

 

Tuve mi alma abierta sin compasión al mundo. 
Cualquiera podía arrebatar mi alegría. 
Yo era tu voz y el cuerpo de la lluvia 
Yo era el espigado y salvaje 
Jesucristo moderno 
                           tenía mis manos y mis pies. 
                                                                   Perfectos.

ligeros pies 
                manos ligeras para la cruz. 
Tuve los años jóvenes y toda la rebeldía de la pasión. 
Tuve mi cuerpo al aire libre 
Cualquiera podía dejar sus excrementos entre mis flores 
y partir.

Yo era tus oídos y el viento de primavera 
Yo era el criminal 
Tenía en medio de los genitales un corazón, 
un corazón sediento, 
                              un perfecto andar entre mujeres.

Ya tuve 33 años y fui crucificado 
DOLOR 
           dolor 
                  para el que muere todas las mañanas.

Dolor 
        para el que ya no tiene piedad de sí.

 

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