PUESTA EN ESCENA
Sé que este libro no es
exactamente un libro de poesías.
Pero sé también que este libro no es ninguna otra cosa que un libro de
poesía.
Sólo quiero decir que sometido a sus leyes inexorables,
la palabra hace sus estragos.
Ella es impune, se combina
con todo.
Ama desaforadamente las imperfecciones. Su ser es todo tiempo.
En este estado todas las combinaciones de la palabra generan poesía.
Para ello es necesario, que las formas espaciales
-último lujo de la razón
contra lo poético-humano- estallen en fragmentos.
La forma será, sin más, las
deformaciones que la violencia de las combinaciones le imponga.
Decir, siempre decir.
Dedico este libro:
a Juan, mis amigos
a Ellas, su mujer.
a todos sus hijos.
Muertos por la patria.
Digo yo
y si me preguntan quien soy,
diré que soy una serie de personas,
una especie de grupo,
una masa amorfa
de deseos
para la muerte.
Tuve mi alma abierta sin
compasión al mundo.
Cualquiera podía arrebatar mi alegría.
Yo era tu voz y el cuerpo de la lluvia
Yo era el espigado y salvaje
Jesucristo moderno
tenía mis manos y mis pies.
Perfectos.
ligeros pies
manos ligeras para la cruz.
Tuve los años jóvenes y toda la rebeldía de la pasión.
Tuve mi cuerpo al aire libre
Cualquiera podía dejar sus excrementos entre mis flores
y partir.
Yo era tus oídos y el viento de
primavera
Yo era el criminal
Tenía en medio de los genitales un corazón,
un corazón sediento,
un perfecto andar entre mujeres.
Ya tuve 33 años y fui
crucificado
DOLOR
dolor
para el que muere todas las mañanas.
Dolor
para el que ya no tiene piedad de
sí.
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