V
Frente a tu muerte han de
venir,
los cálidos estúpidos,
los hambrientos,
a preguntar por tu salud.
Esta vez les diré que estás muerto,
que se acabó la joda de tu cuerpo,
que te mató la vida,
la ausencia de palabras.
Te prometo buscar entre las
mujeres amadas,
los misteriosos hongos de tu piel.
Les pediré que hablen de tu fuerza,
les pediré que hablen de tu imbecilidad.
Amigo
el vino no será suficiente
Amigo,
muero de tu misma muerte:
No creo en nada.
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