SALTO MORTAL Miguel Oscar Menassa - 1977

III

Te escribo desde una mañana, 
desde una mañana verdaderamente gris, 
una mañana que se hizo gris a causa de la muerte.

No tengo en mi mirada nada de luz. 
Amo los archipiélagos nocturnos, 
y los lugares donde el hombre renuncia 
definitivamente
                           a vivir. 
Distraigo mi ser con las palabras de mis hijos. 
Ellos me recuerdan que lo terrible ya sucedió.

Todo es el desorden de la fiebre. 
Fiebre y locura, 
castigos esperados, 
castigos del alma. 
Y ahora por fin, 
definitivamente locos, 
nos dejaremos hacer el bien.

¿Qué imaginación puede tener un hombre que vive entre cuatro paredes?

 

 

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