POEMA V
Volver por las noches para espiar sobre tu cuerpo
las pequeñas y
brillantes marcas del amor
era algo a lo cual estábamos acostumbrados
y
sin embargo hubo una marca insoportable.
Una marca que señalaba otro
destino
para tu cuerpo de mujer.
Una marca celeste, abierta, en lo profundo de tu carne
-cielo de nubes
y de alcántaras
fuego sagrado abierto a todos los horizontes
amada
rosa sin fin como metralla luminosa
encegueciendo sin dar tregua los ojos enemigos-.
Herida insoportable, tajo de amor, en lo profundo de tus
[ojos
-mansa
vaca dorada, paciente tejedora,
tu mar de fondo
tiene el color del bronce que en su mirada
suelen tener los grandes
asesinos-.
Devastadora
voraz incendio de los bosques.
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