POEMA
II
Tratar a la mujer de uno como si fuera un animal salvaje
Caminar al
lado de la bella Olga
la que codician y aman en secreto
la que tiene en la
cara el sol de la llanura
y en su sexo
un corazón ardiente y luminoso
llama de amor.
Que sepa que sabemos que ella desea el universo
Carne sumisa al placer
y a mi carne y donde todo sería
[insuficiente.
Violentemos su ceguera
abramos sus ojos a nuestro cuerpo
como cuando los días de las grandes
pasiones en viejas
[posadas
donde mujeres extranjeras hacían de nuestro
cuerpo
la fuente de la juventud.
Digamos frente a ella las palabras de la incertidumbre.
Te amo y amo al
mundo.
Deseo los colores.
Amo las plantas verdes de savia en el verano
y en las tardes de otoño,
extraño con dolor,
el brasero de amor con que mi madre
calentó nuestro
cuerpo.
Te amo y estoy enamorado de mis versos y amo de vos
precisamente
tu sexo femenino
tu cara de mujer.
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