PERKINS NO TENÍA MUJER
Y te atraparé
para siempre
con algunas palabras luminosas
que conoceré casi perfectamente
en el momento de soltar amarras.
Quedarás
posiblemente o casi seguramente
INMÓVIL
a un metro de mi boca
bailando
haciendo gestos
verdaderamente salvajes para tu lentitud.
Mi cuerpo se
alegrará
a causa del giro de voz de estas palabras
aprendidas especialmente
para desorientar
al ENEMIGO que sos.
AMIGO, tu piel
recuerdo tu piel en la batalla de Verdun
donde los enemigos eran
todos
hasta tu propio corazón.
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