FREUD Y LACAN -hablados- 5

Miguel Oscar Menassa -2014

 

 

EL PROCESO DE ENFERMAR

Siguiendo a Freud, en el curso dictado en la Universidad de Viena: “Introducción al Psicoanálisis” (1915-1916), divide el mismo en tres partes: “Actos fallidos”, “Los Sueños”, y al año siguiente “Teoría General de las Neurosis o La sexualidad en Psicoanálisis”. Haciendo este recorrido vemos que recién en “La sexualidad en psicoanálisis”, se va a plantear el proceso de enfermar.

Antes de entrar en el punto que nos ocupa, lo antecede con los siguientes temas: Psicoanálisis y Psiquiatría, El sentido de los síntomas, La fijación al trauma-Lo inconsciente, Resistencia y Represión, La vida sexual humana, El desarrollo de la libido y organizaciones sexuales; y recién entonces, el desarrollo de Proceso de enfermar.

Freud, lo primero que va a mostrar es que la psiquiatría es insuficiente para diagnosticar, comprender y tratar la enfermedad mental.

Una vez que demuestra esto, comienza a hablar del sentido de los síntomas, que si ustedes recuerdan, él ya lo tenía desde antes de 1900, en tanto fue a escribir “La Interpretación de los Sueños”, en 1900, con la idea de que el sentido de los síntomas, era una realización de deseos sexuales infantiles reprimidos. Descubrimiento que lo había llevado a la escritura de “La Interpretación de los sueños”, para generalizar la tesis descubierta a partir de sus investigaciones clínicas con los pacientes neuróticos.

En “Introducción al Psicoanálisis”, el sentido de los síntomas tiene el mismo sentido que acaba de demostrar en los actos fallidos y los sueños.

Nos demuestra también, que la disciplina científica trata de procesos que acontecen en los sueños, a pesar de haber investigado primero los síntomas neuróticos, y por ello comienza en 1915 su Introducción al Psicoanálisis con la Interpretación de los Sueños, utilizando a modo de preparación a la lectura la presentación y el ejemplo de los Actos fallidos, como actos psíquicos completos.

Una vez establecido el sentido de los síntomas, como una realización de deseos infantiles sexuales reprimidos, entonces va a hablar de la fijación del trauma; teoría que va modificando de 1893 en adelante.

En un primer tiempo, Freud suponía un trauma sexual real, verdaderamente acontecido en el niño, y después ha ido descartando esa posibilidad y hablando de una fijación traumática, aun con posibilidades de producirse fantásticamente.

Cuando llega a la conclusión de la fijación del trauma de manera fantástica, afirma que no deja de haber situación traumática en ningún sujeto humano, porque como tuvimos ocasión de ver, en la constitución del Edipo, la complejidad y la posibilidad de que el Edipo se diera de varias maneras, hacía casi imposible que el niño no tuviera o no fantaseara por lo menos una situación traumática.

Freud en el siguiente capítulo, antes de llegar al “Proceso de enfermar”, nos enseña la diferencia entre la práctica clínica y la práctica teórica, y utiliza para la demostración el concepto de Represión.

Entonces, concepto de Resistencia que él ve, siente, objetiva en la práctica clínica, y concepto de Represión que no se ve, que no está en ningún lugar y que determina que haya resistencia.

Porque hubo Represión, porque hubo separación entre Inconsciente y Consciente, entre Yo reprimido y Yo no reprimido o coherente, es que ahora hay resistencia.

Eso que evaluamos, eso que palpamos, es la resistencia en la práctica técnica, una resistencia del Yo, que después se verificará como una resistencia inconsciente, y nos explica que ese fenómeno de la resistencia está en relación al concepto de represión, es decir, que esa resistencia a que se junte lo reprimido con el Yo, está determinada por el concepto de represión, la instalación de un mecanismo tal que separa definitivamente el Yo coherente de lo reprimido.

Para adentrarnos en la inteligencia del síntoma neurótico, Freud ahora nos habla de la vida sexual humana, y hace un desarrollo de las vicisitudes afectivas sexuales del niño.

Para terminar en lo que él llama desarrollo de la libido, donde acepta la clasificación de un discípulo, Abraham, en el sentido que la libido se va a apoyar, en su desarrollo, en zonas corporales, las denominadas zonas erógenas, y que si bien es cierto que estas etapas, que más que etapas son fases, en tanto que no es que acontecen y después no acontecen nunca más, sino que acontecen y pueden volver a acontecer en cualquier momento del desarrollo del individuo. Entonces Freud dice, junto con Abraham, que la fase oral, es decir, que el desarrollo primitivo de la libido se hace cabalgando sobre el impulso de la necesidad de la boca como zona erógena, es decir que, sobre el impulso de la necesidad de comer es donde se va a montar la libido del niño recién nacido y se va a desarrollar desde esa zona erógena.

Esta fase oral va a tener a su vez dos fases, una antes de los dientes y otra con los dientes. A ésta le continúa la fase anal, donde el desarrollo biológico de los pares sacros que inervan la zona genital, anal, vesical, vaginal en la niña; adquirirían su completo desarrollo en el cuarto o quinto año de edad, es decir, que es dable suponer que esta fase anal es posterior a la fase oral.

El niño va desarrollándose alrededor de las posibilidades orgánicas de sus esfínteres anales, es decir, expulsión o retención, relajación o contracción del esfínter anal; dos fases de la libido: una fase expulsiva y otra retentiva.

Más adelante va a haber una fase genital, donde la libido se va a organizar, se va a desarrollar, partiendo de los órganos genitales propiamente dichos, el pene en el hombre, la vagina en la mujer.

Antes de esta fase, genital adulta, hay una etapa teórica. Es decir, estas etapas también son teóricas, pero tienen la gracia de poderse conectar fácilmente con el crecimiento biológico del niño, en tanto el niño la única parte de su cuerpo que utiliza cuando nace es la boca y, más allá de nuestros pruritos morales, el ano cuando adquiere su desarrollo como tal tiene la misma capacidad que la boca, en tanto es una parte del aparato digestivo; es decir, así como pueden entrar cosas por la boca pueden entrar cosas por el ano, y así como pueden salir cosas por la boca pueden salir cosas por el ano. Además, así como masticando la comida la rompo, la destruyo, así puedo con mi aparato digestivo hacer con mi materia fecal lo que a mí se me ocurra, una materia fecal grande, una materia fecal en trozos, en trozos grandes, en trozos pequeños, es decir, que en el aparato digestivo se van a dar funciones biológicas sobre las cuales, la libido, se va a montar para permitirse su desarrollo.

Esta etapa teórica entre la fase anal y la fase genital, se llama etapa fálica, que es tanto para el niño como para la niña, que no depende del pene, porque del pene va a depender en el hombre la fase genital adulta; y que no depende de la vagina, porque de la vagina va a depender en la mujer la fase genital adulta.

Es una fase teórica, porque parece ser que no se puede asociar con ninguna parte del cuerpo.

En este desarrollo de la libido, es desde donde parten todos los autores para hablar del proceso de enfermarse, los más modernos, los más antiguos, los más inteligentes, los menos inteligentes.

Abraham junto con Freud, van a explicar que si la fijación es en la etapa oral primaria, donde el niño se relaciona con la realidad succionando, la enfermedad posible de desarrollarse en su vida adulta es la esquizofrenia.

Si la fijación es en la etapa oral dos, la etapa de los dientes, donde el niño muerde, destruye la materia antes de incorporarla, va a generar como posibilidad el campo de la melancolía.

En la etapa anal uno, que es la etapa de expulsión, el chico todavía no controla esfínteres, pero ya siente el ano, donde puede llegar a sentir que le regala a mamá ese poco de él, esa  parte de él, esa caca que sale de su cuerpo como un regalo, y de ahí la confusión entre caca y dinero, entre caca y niño, entre niño y dinero, entre dinero y pene. 

Esas equivalencias simbólicas, están dadas todas por lo que el niño siente por esa materia que sale de su cuerpo, que se desprende de su cuerpo, de esa materia que pierde.

El niño se asombra después de haberse comido la pasta, el caramelo o la chocolatina que uno le da, cuando la termina de comer se asombra de que haya desaparecido, es decir, puede en caso de extrema sensibilidad del niño, llorar después de haberse comido la golosina, puede instalarse en él un mecanismo de culpa al comerse, despedazando ese caramelo, que en realidad representa, para él, un objeto de amor.

En la etapa genital, se supone que no se dan enfermedades, es la etapa genital adulta, donde ya el sujeto psíquico ha organizado su sexualidad alrededor, dice Freud, de la zona genital.

De la etapa fálica, los grandes clínicos de 1920/1940, cuando el psicoanálisis olvidó la teoría e investigó la clínica, decían que la etapa fálica era la etapa más cercana al símbolo, por lo tanto las enfermedades que se producían en la etapa fálica que eran: la fobia, la histeria y la neurosis de angustia, eran consideradas enfermedades más leves por estar cerca del proceso simbólico, por estar más cerca de la palabra, o directamente por estar más cerca de la constitución de una sexualidad normal.

Sin embargo, esto no es así para todos los autores; Fairbairn, un psicoanalista inglés, –que fue el psicoanalista de Melanie Klein–, dice que la enfermedad básica es la esquizofrenia.

Melanie Klein dice que es la etapa esquizo-paranoide, esto explica la diferencia que hay entre Fairbairn y Melanie Klein, donde el concepto de alineación de Fairbairn, es decir, de enfermedad, es algo que es colocado dentro del sujeto, es un concepto marxista.

En cambio el concepto de alienación de Melanie Klein, es el concepto de alineación hegeliano, donde el espíritu indeterminado se pone fuera de sí, para desarrollarse ahora como naturaleza, es decir, a esto se lo llama alienación en Hegel.  

En Melanie Klein, sería que el sujeto expulsa de sí por proyección, el instinto de muerte, y eso es la alineación. Por lo tanto la técnica en Fairbairn, es diferente a la técnica psicoanalítica en M. Klein,  en tanto la técnica en M. Klein tiene que hacer reintegrar al sujeto lo proyectado, en cambio el concepto de desalienación de Fairbairn es volver a poner afuera lo que alienó, metiéndose dentro, es decir, el concepto de alineación marxista: hay alguien en mi propia sangre, en mi propia carne, en mi propio tiempo de trabajo que trabaja para otro.

Fairbairn dice: lo único que introyecto son los objetos malos que no puedo soportar en la realidad, mientras que M. Klein dice: lo que proyecto son los objetos malos que no puedo soportar en el interior.

Partiendo de estos estudios, se reconoce una esquizofrenia primordial en todo ser humano. Fairbairn daba el ejemplo y decía que el establecimiento de una esquizofrenia ocurría cuando el niño iba a la escuela primaria, o bien cuando iba al servicio militar, u ocurría cuando se casaba, y si no le pasaba en ninguna de esas coyunturas, y lo poníamos en un bote en el océano Pacífico con olas de 30 metros, el sujeto se ponía esquizofrénico. ¿Por qué? Él decía: porque la enfermedad básica del sujeto humano es esa división de la personalidad, proveniente de sus relaciones sexuales tempranas, es decir, cuando el incorporaba en su cuerpo, sin tener discriminada la realidad interior de la realidad exterior, y la única manera de captar el objeto era tragándoselo. 

Enrique Pichón Rivière, un psiquiatra argentino, que fue en parte nuestro maestro, también hablaba de enfermedad única. Así como para Fairbairn, la enfermedad única era la esquizofrenia, y entonces las otras enfermedades eran resistencias, eran mecanismos defensivos contra la esquizofrenia, para Pichón Rivière, partiendo del escrito de Freud, “Duelo y Melancolía”, la enfermedad básica es la Depresión.

Vista así la cuestión, las otras enfermedades, aun la disociación esquizofrénica, son para no encontrarse con la ambivalencia hacia el objeto de amor, que es la que produce la melancolía, dice él, es odiar a la persona amada.

Este odiar a la persona amada, y recordando que en la melancolía, el Yo se identifica con la misma, este odio por lo tanto, cuando acontece en la ambivalencia hacia la persona amada, acontece en contra del yo, por eso que el melancólico puede llegar al suicidio. Entonces Pichón Rivière dice: Para evitar encontrarse con la ambivalencia hacia los objetos amorosos, el sujeto disocia, o maneja de alguna manera sus objetos para producir una fobia, una histeria o una paranoia.

Otra teoría de la enfermedad, es que enferma todo aquél que no acepta la diferencia de los sexos, es decir que primero no puede aceptar la diferencia entre los sexos del padre y de la madre, y después no puede aceptar la diferencia de los sexos entre él y la madre, si es un hombre, y entre ella y el padre si es una mujer.

Pregunta: ¿La sexualidad es la genitalidad?

– El acto sexual se hace todo el día, desde que uno se levanta hasta que se acuesta, de la misma manera que tiene sexualidad desde que nace hasta que muere. No el acto genital, la sexualidad que abarca una amplia gama de movimientos, tales como saludar a la mañana, besar a la compañera o al compañero, despedirse, pagar el billete de metro, saludar al conserje, encontrarse con una señorita en el ascensor, todo eso es sexualidad.

Pensar que la sexualidad es la genitalidad, llevaría a un prejuicio sobre las relaciones genitales, en el sentido que las relaciones genitales pueden ser posibles de cualquier manera y en cualquier posición edípica, es decir, los melancólicos tienen relaciones genitales, las histéricas tienen relaciones genitales, los obsesivos tienen relaciones genitales. Es decir, que las diferencias son en el modo de esas relaciones, en la particularidad, no es que la histérica no tenga relaciones genitales, no tiene orgasmo, le duele, tiene vaginismo. No es que el eyaculador precoz no tenga relaciones genitales, tiene relaciones genitales, pero no puede concebir el orgasmo de ella antes que el de él, o simultáneamente.

Por ejemplo, en las culturas orientales que quieren igualar el orgasmo del hombre y de la mujer, hablan de una eyaculación en la mujer como en el hombre, que es muy interesante, que para una persona observadora es probable que, en situaciones que el psicoanálisis llama normal, acontezca una eyaculación en el hombre y una en la mujer. Eyaculación en la mujer, dicen los orientales que se va instalando, desde el momento que ella comienza a excitarse, con expulsión de líquidos, como el hombre eyacularía, dicen ellos, cuando ella termina con el proceso de su eyaculación, lo que aparentemente es muy normal, y que yo no lo encuentro en la clínica y pienso que habrá que tener una sexualidad oriental, que en los países capitalistas no tenemos.

Además los países capitalistas son locos, por ejemplo, en Madrid fuma hachís el 90% de la población. Es una droga muy erótica pero para un erotismo oriental, es decir, si yo estoy sentado y ella baila durante tres horas, me excito, pero si yo estoy sentado y ella está sentada y hablando durante horas no me excito, además no tengo tres horas para estar con ella. Si tengo tres horas para estar con ella estoy fuera del sistema de producción, y si estoy fuera del sistema de producción no vivo en esta cultura.

Cuando digo que los occidentales estamos muy locos, digo que no concebimos el sistema en el cual vivimos, no podemos concebir que el hombre haya llegado a vivir como vive, es decir, nosotros hombres, no podemos concebir, no podemos fantasear o representar cómo es que hemos llegado a vivir.

Está claro que debe ser mejor el hachís que la heroína, no me cabe ninguna duda, está claro que la amplia difusión del hachís tiene un sentido en la represión sexual. Además como característica, al menos madrileña que es la ciudad que conozco, se combina con alcohol, con lo cual todo el desarrollo fantástico que daría el hachís lo quita el embotamiento secundario del alcohol, por lo tanto consigue inhibir el efecto del alcohol en el lugar donde el alcohol libera los centros de excitación, esa excitación que produce en la primera copa, segunda copa, primer trago, segundo trago, por liberación de los centros de la represión; hay una liberación entonces que es inhibida por el hachís; y todo el proceso fantástico del hachís, es inhibido por el embotamiento secundario del alcohol, por lo tanto, no es la utilización de una droga para alcanzar estados placenteros, sino que es la utilización de una droga como principio inhibidor. 

Digo estas cosas, contestando a la pregunta de que esa normalidad oriental ya no debe existir ni siquiera en oriente.

Yo pienso que en una posición de conversación con la pareja sexual, con el partenaire sexual se puede alcanzar una dimensión de goce parecido, entendiendo que en los sistemas actuales a igual estado de sanidad, la mujer todavía goza más que el hombre, es decir, la mujer puede hacer partir de cualquier zona de su cuerpo el estímulo para la excitación y para el orgasmo. Para el hombre esto resulta bastante más difícil. La máquina sexual de la mujer, por eso se la reprime, es una máquina sexual, comparada con la del hombre, perfecta; no perfecta en sí misma, comparada con la del hombre, perfecta, en tanto el hombre por los modelos culturales sexuales está obligado a tener una erección; y no solamente esto, sino que desde la mujer la orden que le viene al hombre es que no hay relación sexual verdadera si el no tiene eyaculación, por lo tanto el sometimiento del hombre a la reproducción es a veces más grave que el que tiene la propia mujer, en tanto a él no se le permite gozar si no tiene erección, y una vez que tiene erección, si no eyacula no es un acto sexual completo, cuando nosotros sabemos que eso es una equivocación, es decir, un prejuicio.

El hombre puede también, por haber sido niño y por haber estado en brazos de la madre, gozar con cualquier parte de su cuerpo, porque normalmente la madre al tener al niño en la función madre, al tenerlo en brazos, lo acaricia, es decir, va erotizando todo el cuerpo tanto del niño como de la niña. Estoy diciendo que así como al chico se lo hacía orinar en el orinal a los dos años, o al año y medio o a los ocho meses, en realidad se lo estaba preparando para una situación que manejaría recién a los cuatro o cinco años, es decir, estoy mostrando como un modelo cultural transforma la biología y por el mismo mecanismo, los modelos culturales son los que van transformando la sexualidad.

Cuando digo que la mujer puede gozar con todo su cuerpo, no estoy hablando de la mujer cotidiana, normal, la mujer cotidiana, normal, normalmente no goza ni siquiera con sus órganos genitales, en tanto el informe Kinsey afirma que el 70% de las mujeres son frígidas hasta el quinto año de matrimonio.

Pensamos que estas mutilaciones, estas incapacidades, la nerviosidad común, la angustia, todas las enfermedades del sistema nervioso autónomo, el asma, la úlcera, las enfermedades del colágeno, las enfermedades de la piel, las enfermedades ginecológicas se pueden explicar, dice Freud, por la represión inadecuada de la sexualidad.

Quiere decir que una persona a partir de su etapa genital, donde tendría que reconocer diferencias sexuales, al relacionarse con otra tendría que reconocer poder estar frente a una persona completa. Para el amor lo que se exigía es que el otro fuera una persona y que el otro estuviera sujeto igual que yo al amor. Cuando yo amaba, lo que le pedía al otro era que se sujetara como yo estaba sujetado, amando. Sin embargo, represión inadecuada, porque un hombre de treinta años en lugar de encontrarse con una mujer se encuentra con aquél objeto al cual él está fijado en el desarrollo de su libido; por ejemplo, si estoy fijado en la etapa oral ella puede ser simplemente un bocado de comida, de la misma manera que si estoy fijado en la etapa anal, ella o él pueden ser un pedazo de mi materia fecal, donde ahora yo en mi intestino domino aquello que no puedo dominar en la realidad, es decir hago con él, ese trozo de materia fecal que lo representa, lo que a mí se me ocurre. Puedo transformar al otro, no sólo en un trozo de persona, un ojo, un pecho, una mirada, sino en los objetos que las partes de mi cuerpo manipularon en el instante de la fijación, el pecho de mi madre, la leche fría o caliente, o un trozo de materia fecal.

La paranoia que se va a dar en el momento de la fase anal expulsiva concuerda en parte con el sentimiento que un paranoico adulto tiene, que él es un genio y que el resto del mundo es una mierda, es decir que no tiene visión sobre sí mismo, lo único que ve está fuera de él, lo persigue y generalmente tiene un signo negativo.

Dijimos cuando veíamos los sueños, que sin deseo inconsciente era absolutamente imposible la formación del sueño, pero también era absolutamente imposible sin el resto diurno, es decir, que yo podría tener armado un sueño en mi inconsciente o en mi mente, pero que el sueño no aparecía en mi conciencia a menos que fuera disparado por un resto diurno. Este resto diurno es desplazado en la teoría de las neurosis por lo que Freud llama sucesos accidentales traumáticos. En un caso que yo atendí, una melancolía se desencadenaba frente a la pérdida de un camafeo con la foto de su madre, siete años después de la muerte de ésta; es decir, muere la madre, hay negación del suceso, pasan siete años, él pierde la fotografía de su madre que llevaba colgada del pecho, y ahí nace la melancolía, es decir, ahí se da cuenta por après-coup, por recurrencia, que su madre ha muerto y se desencadena en él la melancolía.

Es decir, si no hay un resto diurno traumático, el sujeto no puede recuperar para enfermarse el suceso infantil que lo enferma.

En los sucesos infantiles, Freud nos habla de algo que llama exactamente: constitución sexual (suceso prehistórico). Aquí nosotros podemos hablar, ya lo vimos con el Super-yo, como el Super-yo permitía la recuperación de un Yo prehistórico, en tanto como las figuras primordiales, el padre y la madre, imponían a sus hijos la modalidad educativa de sus propios padres, en el transcurso de las generaciones quedaban como del Ello, Yoes antiguos que son recuperados por el Super-yo.

Entonces, el Super-yo no solamente está formado por palabras reales del padre y de la madre al niño, sino que también está formado por Yoes prehistóricos, que permiten pensar, dice Freud, una herencia de la enfermedad mental, una herencia tal que no se transmite ni por los genes, ni por los cromosomas, ni por la sangre, ni por los nervios, sino que se transmite por la constitución del aparato psíquico.

No es que pase por la sangre la úlcera, pero puede haber una familia de ulcerosos. No es que pase por la sangre la obesidad, pero puede haber una familia de obesos. No es que pase por la sangre, pero puede haber una enfermedad durante varias generaciones, del colágeno. Y ni que hablar que puede haber varias generaciones de esquizofrénicos, es decir, uno rastrea una familia, la del esquizofrénico actual, y se va a encontrar, si hace la prehistoria de esa familia, el árbol genealógico, con familias anteriores que en la misma posición psíquica que el sujeto actual, el hijo menor, por ejemplo, todos los hijos menores enfermaron de la misma manera, quiere decir que hay una herencia. Pero no es la herencia cromosómica, es una herencia que no se regula por las leyes de Mendel -que son las leyes que regulan la herencia biológica-, es decir, una herencia que se regula en todo caso por otras leyes que tendrán que ser producidas.

Esta constitución hereditaria, vamos a llamarla psíquica, más los sucesos infantiles traumáticos, que habíamos dicho que podían ser reales o fantásticos, hechos traumáticos, además, que tienen la condición de no ser traumáticos en el momento de su acontecimiento, sino que se hacen traumáticos con posterioridad por el mecanismo de recurrencia; ambos herencia psíquica y trauma, son factores recurrentes a la instalación de la enfermedad.

El niño no siente angustia cuando sale por el canal del parto, el niño no siente decepción cuando la madre le deja de dar el pecho sino que el niño en su crecimiento, cuando reconoce que los niños nacen por el canal del parto, puede presentar síntomas de angustia. Cuando el niño se da cuenta que los niños toman el pecho, que por lo tanto a él en su momento se lo dieron y después se lo quitaron, puede sentirse decepcionado porque la madre le quitó el pecho.

Por eso también está equivocada Melanie Klein, porque ella habla de hechos pre-edípicos, y los hechos preedípicos sólo existen después de la producción del Edipo, que según cómo se produzca, yo puedo decir que es lo que ocurrió en la etapa pre-edípica, no que venga de la etapa pre-edípica y caemos en el Edipo, de ninguna manera; se forja el Edipo y desde su manera de forjarse puedo ahora leer lo que pasó cuando tuvo su etapa anal, su etapa oral o su nacimiento, es decir, el inconsciente se construye por recurrencia.

La enfermedad mental se constituye por recurrencia, es decir, constitución sexual, sucesos infantiles, disposición por fijación de la libido más suceso accidental, enfermedad. Si la fijación es leve, dice Freud, para que se produzca una enfermedad el trauma actual tiene que ser grande. Si la fijación es más grande porque las vicisitudes del niño en ese período de su vida fueron malas o inadecuadas, cualquier trauma accidental de la realidad puede producir enfermedad mental, y aquí es donde Faribairn dice que si usted no tiene un suceso infantil muy traumático, y lo pongo frente a un hecho actual muy traumático usted desencadena la enfermedad. Es una cuestión cuantitativa, una cosa es que mi madre me haya tratado dulcemente y que yo igual me haya decepcionado, y otra cosa es que el primer día que me tenía que dar la teta, hizo una infección y no me la pudo dar, además porque tenía la infección en la teta se enojó conmigo y me dio un cachetazo al segundo día, después le dijo a su marido no sé qué cosa y vino su marido y me dio una patada en el culo; evidentemente esa fijación a la etapa oral será más fuerte que la fijación normal que voy a tener a la etapa oral porque mi madre me dio la teta. Entonces, si mi mamá simplemente me dio el pecho y no sufrí nada más que porque me lo dejó de dar para darme la carne, para alimentarme, puedo cuando soy grande hacer una reflexión acerca de eso, que me quitó la teta para hacerme crecer, por tanto el trauma de la realidad actual tiene que ser mucho más grande para que yo enferme.

Y si las vicisitudes de dicha fase oral primordial de la infancia son agresivas, malignas, se lo descuida al chico y no se lo trata como lo tiene que tratar la función madre, que tiene que subvenir todas las necesidades, evidentemente la situación traumática será mayor, por lo tanto, cualquier hecho de la realidad insignificante me pone neurótico, esto se ve entre nosotros, entre nuestros amigos podemos ver cómo frente a las mismas situaciones hay amigos nuestros que lloran y hay otros que se ríen, frente a la misma situación; hay unos que se ponen muy nerviosos y hay otros a los que no les pasa nada; vamos caminando de noche por la calle y hay uno de nosotros que siempre mira para atrás y hay otro que nunca mira para atrás. Esto depende de aquella fijación.

Esto es así para enfermarse y para curarse. Hay casos de curaciones, no psicoanálisis, curaciones psicoanalíticas, sobre todo en personas mayores con tratamientos de muy breve duración. Yo puedo referir un caso personal y otro caso que estudié de la escuela de Freud y Alexander, el caso mío una persona de 60 años y el otro una persona de 64 años, que uno en diez semanas y otro en catorce sesiones recuperaron es decir, construyeron la historia de deseos que producía el síntoma actual. Lo que se vio en estos dos casos es que padecían de los síntomas y de los mecanismos que producían los síntomas sin haber sufrido, no se encontró en su historia, ninguna especie de fracaso, decepción o trauma, sin embargo estaban decepcionados, tenían sentimiento de culpa inconsciente, resistencias del yo, es decir también para la curación, la curación es más prolongada cuando el trauma sea mayor, cuando el suceso actual psíquico sea más grande o cuando la predisposición a la neurosis o a la enfermedad sea mayor. Hay un problema de cantidad en psicoanálisis, bastante difícil de hacerle entender a la gente; la diferencia entre la psicosis y la neurosis es un problema de cantidad no de cualidad, no son mecanismos distintos, son mecanismos más fuertes, no distintos. Yo no la veo; tengo una alucinación negativa, pero ella me habla y yo le escucho otra cosa; si yo voy al psiquiatra y le digo que no la vi, me interna, alucinación negativa; si le digo que no la escuché no me interna pero me tendría que internar, porque también es una alucinación pervertida, mucho peor que negativa, porque es: la escuché y le transformé lo que me dijo.

La otra versión, tomando la línea de Fairbairn, otras corrientes más modernas, por ejemplo la Escuela lacaniana dice como decía él, que el proceso de alienación, la psicosis es la invasión, no ponerse fuera de sí como dicen muchas escuelas, que la locura sería cuando la realidad entra en el mundo psíquico, cuando la realidad psíquica deja de ser realidad psíquica para transformarse en realidad, acontece la psicosis. 

Cuando hay algo de afuera que se me mete dentro del mundo psíquico, esa es la alienación y ahí comienza la psicosis, cuando yo no puedo desligarme de lo real, cuando no puedo acceder al proceso simbólico o cuando caigo del proceso simbólico a la realidad. O dicho de otra manera: si cuando yo era pequeño y me coordinaba con mi madre como un conjunto real en la realidad, habíamos dicho que si mi madre no deseaba a ninguna otra cosa más que a mí, yo quedaba fijado en el campo de lo real, es en ese campo de lo real donde se instala la futura psicosis. Además de que haya una fijación en la etapa oral tiene que haber ausencia de tercero, una ausencia de otro, una ausencia de deseo en la madre, este es el campo de la psicosis.

 La perversión se instalaría, cuando acontece la ley y el sujeto en vez de posicionarse en el lugar de la ley para ser un neurótico, se posiciona en una posición inversa a la ley. Freud esto ya lo había descubierto, no es muy moderno este descubrimiento porque Freud decía, que la perversión era el negativo de la neurosis. La perversión es el sujeto posicionado en el falo imaginario; el falo imaginario era el concepto imaginario que regulaba la relación entre la madre y el niño, es decir que la perversión se da en el campo de lo imaginario.

Y por último la neurosis, es el acatamiento de tal manera a la ley, que me coloco en el lugar de la ley y mi intención no solamente es cumplirla sino hacerla cumplir, y entonces soy un neurótico. Esta teoría nos acerca a aquella antigua teoría que decía que la histeria era un proceso que estaba más cerca del símbolo, que por lo tanto era una enfermedad más leve que la neurosis obsesiva o que la paranoia o la esquizofrenia en el sentido que se producen en el espacio simbólico.

Si es un problema de cantidad, el sujeto, cualquier sujeto, en cualquier posición edípica, tiene la capacidad de pasar de una posición a otra sin siquiera notarlo; nosotros los psicoanalistas, acostumbrados a este proceso de transformación, nunca hacemos el diagnóstico del paciente hasta muy avanzado el tratamiento, porque estamos acostumbrados a encontrarnos con personalidades de fachadas, es decir máscaras que el sujeto va utilizando en su relación con el otro, y entonces estudiando el discurso del paciente, el paciente un día es histérico porque todo lo bueno está fuera de él, porque ese día se siente una porquería, y entonces sus tendencias son a seducir a lo que está fuera de él y a identificarse con cualquier cosa que encuentre en su camino, porque lo feo, ridículo y torpe es él, ese día está histérico. Pero si al otro día viene acusando al psicoanalista de algo que el psicoanalista no cometió, se puede decir que el paciente está revelando una posición de neurosis obsesiva, en donde el paciente como Super-yo le critica al Yo, en este caso el psicoanalista, por algo que el Yo no cometió. Pero si otro día viene muy enamorado del psicoanalista y en la mitad de la hora le dice que el psicoanalista es una mierda y él estaba tan enamorado que se quería parecer al psicoanalista en el comienzo de la sesión, ese día podemos decir que el paciente está deprimido.

Nuestro maestro Pichón Rivière, decía: “cuando el paciente viene triste, yo le pregunto quién lo persigue, cuando el paciente viene perseguido, yo le pregunto por qué está triste”. Esto que parece un chiste es una posición magistral, en tanto claramente se ve que si uno tiene que sufrir el dolor paranoico le conviene estar triste, es decir, en lugar de tener al objeto en lo que el objeto lo persigue, pierde el objeto, fantasea con haberlo perdido y lo tiene ahora como identificación, pero cuando padece el doloroso sufrimiento de la tristeza por la pérdida de un objeto, prefiere pensar que no lo ha perdido sino que alguien le ha hecho algo o alguien ha hecho algo contra él.

Yo preferiría que ustedes no entendieran del todo, porque si ustedes entienden del todo van a creer que puede llegar a existir una receta para el hecho de enfrentarse a la clínica, psiquiátrica o psicoanalítica, y esto no es así.

El Edipo es triangular, el hombre tiene una bisexualidad congénita, y además todo imaginario, y cada imaginario es diferente al resto de los imaginarios. Y como si fuera poco que cada imaginario sea diferente a cada imaginario, la transmisión cromosómica dentro de 50.000 años producirá un ser humano igual a otro. Imaginamos que tenemos entonces por delante 50.000 años más de existencia de la especie humana con imaginarios diferentes, porque suponemos que a lo mejor cuando un hombre sea igual a otro hombre biológicamente, podrá haber el mismo imaginario.

Esta realidad en la que el imaginario de las personas sea lo privado en última instancia, hace de la enfermedad mental siempre una peculiaridad, siempre una originalidad, por eso que resulta tan difícil comprender la pregunta acerca de qué conducta habrá de tomarse acerca de las enfermedades, porque el psicoanalista no sabe qué contestar, porque para poder contestar tendría que decirle al sujeto asocie libremente durante seis o siete meses y yo después le voy a decir más o menos qué posición edípica usted tiene, primeramente porque me va a mentir, porque el único que no miente es el psicótico.  

El niño ingresa en el proceso simbólico cuando dice el gato hace guau; mientras diga el perro hace guau y el gato hace miau, todavía no entró en el proceso simbólico. Entra en el proceso simbólico cuando puede decir su primera mentira. ¿Has comido? Sí. Y en realidad no comí.

Se monta sobre una escoba y dice que es un caballo. Si se monta sobre una escoba y dice que es una escoba, todavía no tiene proceso simbólico. Hay un momento donde el niño se monta sobre una escoba y dice que es una escoba, pero hay otro momento que se monta arriba de una escoba y dice que es un caballo. Nada que ver con una alucinación, es una mentira y si uno le pregunta: ¿Le has dado de comer al caballo? Entonces él contesta: es una escoba.

Ustedes se darán cuenta que hablando de parejas y del proceso de enfermarse, a veces la verdad, esas que las parejas modernas buscan, en realidad es una vuelta al pasado, a la relación con la madre donde porque era mi madre yo le debía decir toda la verdad, porque mi verdad al carecer de deseo era una verdad simple, como mamá tengo hambre, tengo frío, me muero porque no puedo respirar, mamá apaga la luz que me daña los ojos. Pero evidentemente una vez que se desarrollan en mí los deseos sexuales, yo no le puedo decir más la verdad a mi mamá, si le sigo diciendo la verdad a mi mamá soy como una especie de psicótico, aunque no esté ingresado en ningún manicomio. Pero además, si no está mi madre delante y está el señor o la señorita y yo sigo diciendo la verdad, también estoy tan psicótico como si estuviera en el manicomio.

La verdad no existe como tal, porque el hombre tiene una incapacidad por humano de reproducir con su palabra el hecho real acontecido. Por más que yo crea estar diciéndole la verdad, estoy mintiéndole, por tanto no comprendo que en la relación con el otro, yo tengo que tener un principio de realidad, que es lo que lo hace mentir al niño. Parece todo al revés en psicoanálisis.

 Principio de realidad es lo que lo hace mentir al niño, porque para poder mentir tiene que tener muy bien discriminado la diferencia entre un niño, un gato y un perro; cuando no puede mentir es porque necesita de lo real para convalidar la diferencia, él necesita que el gato haga miau y que el niño llore para diferenciarse de un gato. Más adelante, en su crecimiento cuando simbólicamente discrimina a un gato de un niño, puede entonces ahora decir el niño hace miau, el Gato llora.

Pregunta: ¿A qué edad corresponden las fases?

 – El Complejo de Edipo, es un proceso que se desarrolla desde el nacimiento, porque desde el nacimiento el niño comienza con la coordinación que va a culminar en la fase del espejo, con la formación de su cuerpo y después sigue esa coordinación hasta la aparición del tercero. Por qué ponerlo a los dos años, a los cinco años o a los veinte años, es innecesario en tanto lo que se sabe es que son fases, esto evita pensar en qué edad ocurre. Es la fase del espejo, el niño a los seis meses tiene el sistema nervioso central para reduplicarse, pero yo conozco gente que todavía no atravesó la fase del espejo. Se debería haber cumplido a tal edad, si evidentemente el niño una vez que reconoce a la madre y una vez que reconoce al padre, que lo capta por identificación, ya está en condiciones de tener Edipo, al año y medio. Y así en la época del control de esfínteres, el niño puede pedirle a la madre o al padre y los discrimina, en tanto a veces se orina a la noche por la madre y otras veces por el padre. De allí que el tratamiento de niños con enuresis, debe ser un tratamiento de la pareja, no de la madre o del padre, al niño no hay que hacerlo ir al consultorio, porque de tres personas, de las cuales dos son de treinta años y uno de dos años, es mejor poner el rótulo de “enfermo mental”, a una persona de treinta años que a un niño de dos años.

Según este modelo los padres son responsables de las enfermedades del niño recién nacido, del niño de seis meses y hasta casi los dos años, de cualquier enfermedad aunque sea grave. En mi trabajo hospitalario, he visto casos de “estenosis pilórica” del recién nacido, que siempre es un hecho quirúrgico, como se reducía la estenosis pilórica hablando con la madre y enseñándole a la madre a ponerse el niño al pecho. Las anginas por estreptococos es la única que hay que medicar ya