FREUD Y LACAN -hablados- 4

Miguel Oscar Menassa -2013

 

HISTORIALES DE LA HISTERIA

I

Estamos llevando a cabo lo que llamamos la reconstrucción del período pre-científico o la reconstrucción, en los mismos textos de Freud, del período prehistórico del psicoanálisis.

Los materiales que encontramos en este período se pueden dividir en tres grandes modalidades.

Primero, todos los trabajos que van de 1893/1894 hasta después de “La Interpretación de los Sueños” que van a ser reunidos en un libro sobre la “Teoría de las neurosis”. De este precampo, lo que se va a desprender, lo que se va a producir, y que será utilizado en “La Interpretación de los Sueños”, va a ser la materia prima, es decir, la producción del síntoma.

La otra apertura de la reconstrucción es el pseudo-continente o pre-continente del “Proyecto de una Psicología”, cuyos efectos, producto del trabajo teórico de Freud en el momento pre-científico –no producto del trabajo científico, pero sí producto del trabajo teórico realizado por Freud en el período pre-científico– dará efectos de conocimientos pre-científicos. Como los estudios de la teoría de las neurosis habían dado la materia prima, “El Proyecto de una Psicología”, aporta instrumentos, no materia prima.

Simplemente para nombrar, ya que nos será explicado en otra oportunidad, mencionaremos de “El Proyecto de una Psicología para Neurólogos”, el principio de constancia físico, transformado en principio de placer o en principio de constancia psíquico.

Un instrumento que arranca del “Proyecto de una Psicología”, es este principio de constancia psíquico. Otro instrumento de capital importancia en la producción de “La Interpretación de los Sueños”, es su concepto de campo: el aparato psíquico.

La tercera apertura de la prehistoria del psicoanálisis en Freud, es lo que hoy desarrollaremos: “Los Historiales de la Histeria”.

Los Historiales aportan materia prima a la producción de “La Interpretación de los Sueños”, aportan un discurso, un relato de diferente realidad. Una mirada desde “La Interpretación de los Sueños” nos permite ver en las discriminaciones pre-científicas que Freud hace en los cuatro casos que nos cuenta en los “Historiales de la Histeria”, el germen de lo que después sería en el capítulo del Olvido de los Sueños, el nuevo nivel de objetividad donde por fin dará las características de la materia prima psíquica con la cual va a trabajar el psicoanálisis.

Esta materia prima psíquica forja en su fundación un nuevo nivel de objetividad, donde entre otras cosas, el concepto no tiene porqué provenir ni parecerse a nada real.

Recordemos que le habíamos dado mucha importancia al nuevo nivel de objetividad porque transformaba una concepción filosófica acerca de la realidad, ya que para ese tipo particular de materia prima, lo real es precisamente la irrealidad que el sujeto produce en su discurso, tratando lo que nunca iba a poder conseguir: hacer coincidir el relato con la realidad. Esta coincidencia ni siquiera se consigue cuando el paciente se va de alta, por ser una imposibilidad del aparato psíquico.

En Los Historiales, que pertenecen al período precientífico, por ser anteriores a “La Interpretación de los Sueños”, intentaremos leer la producción de algunas condiciones de la ruptura. Llevar adelante estas condiciones mostrará nuestras diferencias con todas las Escuelas Psicoanalíticas existentes. Más de uno puede agotar las condiciones de ruptura en la crisis transferencial que se produce entre Freud y Fliess.

La Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero, se preguntará en este caso, por qué se confunde un producto psicoanalítico con un efecto de conocimiento.

Lo más avanzado de nuestro psicoanálisis madrileño, entre los que os cuento, dice que sin el auto-análisis de Freud, no hubiese sido posible la teoría del inconsciente. La Escuela dirá en este caso, que si bien un poco de psicoanálisis aquieta la tontería e imprime un cierto ritmo a la inteligencia, puede ser verdad que psicoanalizándose tanto o más que Freud, podríamos llegar a producir alguna teoría, que en el caso de Freud fue la teoría del inconsciente.

Pero aquí nos encontraríamos con otro problema, ese producto psicoanalítico ¿es un producto psicoanalítico o es un efecto de conocimiento? Porque si es un efecto de conocimiento, no podrá ser condición de la ruptura ni la relación de Freud con Fliess, ni el auto-análisis de Freud, ni siquiera la tan difundida creencia entre los psicoanalistas de que a Freud la ruptura, se la habían dictado sus pacientes histéricas.

Hay un chiste en Madrid sobre las pacientes histéricas; dice que Freud las quiso psicoanalizar y no pudo, Lacan las quiso educar y tampoco pudo, y parece que hay psicoanalistas muy modernos que piensan curar a las histéricas yéndose a vivir con ellas. Chiste de moda en Madrid, aunque no me dijeron directamente que éramos nosotros, pero lo seremos, si somos capaces, esta vez, de posibilitar a la histérica, además de hablar, escribir.

Es cierto que mientras Freud estaba tratando que algún dios de la teoría le mandara un mensaje, apareció Emmy y le dijo: “¡No me toque!”.

En esa imposibilidad práctica de realizar en todos sus pacientes el hipnotismo, aparece Catalina y le dice que el hipnotismo no va más, lo que Usted ha descubierto, es más que esa técnica superflua regulada por el concepto de sugestión. Después aparece Elizabeth que le dice que si con Catalina ha fracasado la técnica hipnótica, con ella está fracasando el verdadero nódulo teórico de la cuestión, en tanto el método catártico, donde rememorar de una manera intelectual el pasado es curarse, no da resultado, porque después de acusar que tiene inconsciente (lo de mi cuñado “lo sabía, pero no lo sabía”), después de haber hecho conciente lo inconsciente, su sintomatología no remite.

El caso de Elizabeth lo vamos a dejar para la clase siguiente, porque en ese momento Freud ya está decepcionado de la técnica de la hipnosis y del método catártico. Se da cuenta que actúan fuerzas que son más fuertes que ellas. Ellas le dicen: “queremos controlar el deseo”, (deseo desde la Interpretación de los Sueños), “queremos controlar el tics, pero es más fuerte que nosotras”.

Eso terminará en una frase de “La Interpretación de los Sueños” donde habla de la inmortalidad del deseo inconsciente, el que nace y se constituye con la constitución del aparato psíquico.

No hay humano que primero tenga fantasías y después deseos, no hay humano que primero tenga proceso imaginario y después simbólico (como pueden sugerir la lectura de algunos gráficos lacanianos). El sujeto del inconsciente lo es desde siempre, sino no es sujeto del inconsciente. No nace a la vida primero como inconsciente, luego como conciente y después el inconsciente se va transformando en el Ello y después en el Yo. Nace con inconsciente, preconciente, conciente, superyó, ello y yo y las relaciones entre ellos, además del concepto imaginario, simbólico y real articulados en el complejo de Edipo.

La fase del espejo, por ejemplo, es un corte topológico, no es ninguna verdad, es una secuencia temporal, por lo tanto como dijimos en nuestra clase de tiempo, si es una secuencia temporal está hablando del tiempo continuo, del tiempo del reloj, está hablando de una topología triespacial ya que todas sus dimensiones son espaciales.

Por lo tanto, para poder leer un gráfico y llegar a alguna consecuencia conceptual, tendrá que poder ser incluido en esos gráficos, el tiempo, que no podrá ser cualquier tiempo, sino que tendrá que ser el tiempo del inconsciente.

Lo que tratamos de ver es cómo en este período precientífico no existía ninguna teoría del inconsciente, ni en los escritos de Freud y mucho menos en los escritos de la psicología, filosofía y psiquiatría de la época.

Hay una confusión generalizada, acerca de la existencia o no, del concepto previo a su fundación como tal.

Aquí tenemos oportunidad para hablar de dos epistemologías, las dos de moda, a las que podríamos llamar, la epistemología continuista que sigue toda la psicología actual de Madrid y la epistemología discontinuista, de la cual se encuentran algunas señales en unas pocas instituciones psicoanalíticas.

A la epistemología continuista no le alcanzaría con decir que en el trabajo de Elizabeth, está la palabra inconsciente y por lo tanto el inconsciente está descubierto en Los Historiales de la Histeria, sino que llegaría en sus deducciones de continuidad acerca del término inconsciente, hasta el inconsciente de Descartes. Si siguiéramos encontrarían antes de Descartes, si no la palabra inconsciente, la intuición de la palabra.

Dentro de esta epistemología habrá que atribuir a un fenómeno no social, particular, la producción de la obra de Freud, por ejemplo que Freud es un genio o que es el caso de la mente de un científico invadido por la mente de un poeta.

Para darnos una idea de sus niveles de lectura teórica, ésta epistemología no hablará de la relación de Freud con Fliess, o del sometimiento que él tenía con Fliess, para explicarnos el nacimiento del psicoanálisis. Nos hablará en cambio, de los contenidos teóricosideológicos de los escritos de Fliess como obstáculos epistemológicos de la teoría científica, que llegarán a producir los trabajos freudianos de la misma época de la relación con Fliess.

Se le acusa a Freud de haberse trastornado por el acontecimiento de las Ciencias Físicas, de haber abandonado la hipótesis psicológica acerca de los hechos psicológicos que le había brindado Breuer, a quien él reconoce como el iniciador del campo psicoanalítico.

Cuando Breuer le propone trabajar psicológicamente el campo psicológico, esto no era otra cosa que el nudo de la teoría catártica, un medio psicológico para cuestiones psicológicas, el medio específicamente psicológico es la palabra. Palabra sobre palabra, hasta que con la palabra se llegaba a la escena reprimida que por conversión de su afecto no derivado, había inervado el soma produciendo el síntoma.

No descubre aquí el inconsciente, pero produce el primer desvío del trabajo que está haciendo Freud y de todos los trabajos teóricos de la filosofía y medicina de la época. ¿Qué desvío?

Se piensa por primera vez el afecto como capaz de producir transformaciones somáticas. Este desvío fundamental es el que produce en Los Historiales Clínicos de la Histeria.

No ya la histeria debida a una producción orgánica, sino el mecanismo histérico de derivación, por la conversión de un afecto en una inervación somática, produciendo transformaciones en el organismo.

No es el descubrimiento del inconsciente, Freud no tenía la teoría del inconsciente ni la teoría de la represión. Vislumbraba la existencia de relaciones infantiles, escribe: “ella, cuando le pregunté a qué se podía deber esto me contestó: tengo recuerdos de mi infancia”. Eso no fue el caso clínico, eso fue lo que Freud se decidió a escribir del caso clínico, Freud muestra que se estaba dando cuenta que esos procesos histéricos tenían algo relacionado con la sexualidad infantil, con sucesos sexuales ocurridos en la infancia.

No sabemos qué ocurrió en la relación real entre Freud y sus pacientes histéricas, lo que sabemos es que Freud escribió en el caso Emmy tales asociaciones, y en el caso Elizabeth de tal otra manera, queriéndonos mostrar cosas diferentes.

En el caso Elizabeth, Freud trata de hablar del après-coup, al decirnos que era imposible que se combinaran en tan poco espacio de tiempo dos asociaciones tan lejanas, por lo tanto pensaba que tenían que estar previamente constituidas (teoría del trauma).

Freud aprende de Breuer una teoría psicológica para tratar los problemas psicológicos: la teoría de la catarsis. ¿Cómo trabaja? Veámoslo tomando un párrafo cualquiera del Historial de Emmy.

Por ejemplo, leemos el día 8 de mayo: “En mi visita matinal, me relata terroríficas historias de animales, hallándose aparentemente en estado normal. Así, me señala un ejemplar del Frankfurter Zeitung, y me dice haber leído en él, que un muchacho aprendiz, ha maniatado a un niño y le ha introducido en la boca un ratón blanco, muriendo el niño de susto. Luego me cuenta que el doctor K. ha remitido a Tiflis, un cajón lleno de ratas blancas. Una profunda expresión de espanto acompaña sus palabras. Extendiendo hacia mí su mano crispada, exclama repetidamente: “!Estése quieto!, ¡no me hable!, ¡no me toque! Mire si en mi cama hubiera escondido alguno de esos bichos!... (espanto). ¡Figúrese lo que pasará al abrir el cajón! Entre las ratas hay una muerta, to-da-ro-í-da”.

En este pasaje podemos mostrar la estructura productiva de Los Historiales. Primero la determinación del campo. El campo en cuestión es el campo de la práctica técnica, práctica psiquiátrica, si ustedes quieren.

Si bien no estamos ante una escritura científica, sí estamos ante una escritura teórica ya que Freud tenía la teoría de la catarsis, el método era de interpretación en tanto permitía reconstruir la escena traumática y la técnica por esta teoría y método catártico, es la técnica de la hipnosis.

Normalmente se suele confundir catarsis con el método, yo preferiría que nos acostumbremos a llamar catarsis a las premisas teóricas que hacen posible su método de interpretación.

Se suponía que el síntoma histérico nacía cuando la energía de un proceso psíquico no podía llegar a la elaboración consciente y se inervaba en el soma por el mecanismo de conversión.

La curación se obtenía por la liberación del afecto desviado, mediante su descarga por vías normales y a esto lo llamaba abreacción, es decir que el método es trabajar con palabras sobre los problemas que se comunican en términos de palabras.

Frente a este maravilloso abordaje al mundo psíquico, que en ese desconocimiento hacen estos dos científicos, aparentemente Freud, al entrar en El Proyecto de una Psicología para Neurólogos, es como si abandonara esta premisa psicológica para tratar los campos psicológicos, porque él va a buscar el fundamento material de los procesos neuróticos en el fundamento orgánico.

El razonamiento podría ser que Freud fue arrastrado por las concepciones científicas-ideológicas de su época, cuyo porvenir estaba a cargo de las llamadas ciencias naturales, la Física, la Fisiología, la Neurobiología que fue una de sus especialidades, la Histopatología que practicó durante un tiempo. Es decir, él tenía una formación científica tal, que nos podría hacer sospechar que lo que había ocurrido en su Introducción al Proyecto, era un retroceso con respecto a ese nuevo campo que estaba forjando.

Antes de ver lo que Freud consigue con este aparente apartamiento de la premisa central, podríamos hacer una analogía: que lo que Breuer era en 1892 respecto al Freud de La Interpretación de los Sueños (1900), era lo que correspondía a ser socialista utópico respecto al Marx de El Capital, en tanto eran los socialistas utópicos los que más claramente llegaron a determinar los fines del proceso de transformación del sistema burgués. Pero eran utópicos porque no formulaban los medios apropiados a la transformación de la realidad en la consecución de su proyecto.

Breuer era como un socialista utópico porque podía definir los fines que era resolver lo psicológico con medios psicológicos, pero no conceptualizaba estos medios que sí conceptualiza Freud, produciendo el fundamento material de una psicología psicoanalítica –y si ustedes quieren, de una psicología del inconsciente– en tanto la novedad que aporta el método psicoanalítico, al ser comparado con el método catártico, es una sola. El nódulo central del método psicoanalítico es todavía una de las premisas centrales del método catártico.

Para el Freud de “La Interpretación de los Sueños”, la reconstrucción de sentido es algo sumamente importante, es decir, Freud abre “La Interpretación de los Sueños” diciendo: esos sueños incomprensibles deberán ser llevados mediante la interpretación, a concatenarse con el pensamiento normal del sujeto en la vigilia. Es decir, que en la interpretación psicoanalítica -que está planteando en la Interpretación de los Sueños- la reconstrucción del sentido está como nódulo central.

Esto es lo que la novedad psicoanalítica hereda del método catártico y antes de hablar de la novedad psicoanalítica, diría, que en estos tiempos los psicoanalistas que andan por la vida diciendo que historiando la vida del paciente, empleando métodos para que el paciente cuente su vida sino no se curará, son prefreudianos.

La novedad psicoanalítica es que el síntoma no se transforma si además de la reconstrucción plena de sentido no hay movilización de fuerzas, cuyo concepto clave ha de ser la transferencia.

Ahora desde aquí vamos a explicar porqué Freud decía que Emmy, empezaba a conversar de los temas con más precipitación después de los primeros masajes y desde este concepto entenderemos porqué Freud le ordenaba “tiene que recordar”, y porqué Elizabeth giraba alrededor de él, como si él fuera su padre.

Cuando Freud le pide al paciente que diga todo lo que se le ocurra, ahí se produce una cortadura, el método anterior fracasa porque la técnica le lleva a conclusiones de las que no puede dar cuenta desde la teoría de la catarsis, éstas son cortaduras que produce el investigador en la construcción de su campo científico sin darse cuenta, cuando recapacita sobre ese error y puede construir una nueva frase acerca del error, es cuando el obstáculo se transforma de un obstáculo real en un obstáculo epistemológico, de un problema de su práctica técnica en un problema teórico.

Sin la producción del concepto de transferencia, la relación con Elizabeth hubiese acontecido como un obstáculo real de Freud, absolutamente indiferente.

En cambio, producido este concepto, podemos buscar en ese historial el reconocimiento de un campo: el campo de la transferencia.

A Freud le pasa lo mismo con la represión, es cierto que en una aparente lectura lineal puedo decir que desde esa palabra represión, él llega al concepto de represión, pero ¿cómo puede pensarse la represión si no hay aparato psíquico?

Podemos encontrar antes de “La Interpretación de los Sueños”, la palabra represión o combinaciones de palabras que indicaran el contenido de algo reprimido, pero no había aparato psíquico y por lo tanto tampoco había concepto de represión.

Freud lleva adelante todo este recorrido prehistórico con el concepto de sugestión, concepto que rige toda la producción psicológica y psiquiátrica, como bien dice en 1926. Es a caballo del concepto de libido que la sugestión se transforma en transferencia. Concepto de libido que pone en juego todas las concepciones espiritualistas que se tenían hasta ese momento del hombre, ¿quién no ha pensado al acercarse a Freud y ver la máquina de ópticas, de rayos, que es mecanicista, que le quitaba al hombre humanidad? Freud trataba de explicar que lo que había de quitarle a la concepción que se tenía del hombre, era la espiritualidad, que había que comenzar a concebir los procesos de creación como estructuras maquinales, tan maquinales como que la estructura psíquica es maquinal, en tanto estructura sobredeterminada, tan maquinal como los hechos del amor, los hechos artísticos, en general, los hechos del lenguaje.

El concepto de libido es sobre el cual se va a formular toda la filosofía psicoanalítica. Porque alguno de ustedes algún día, estudiará alguna filosofía de lo inconsciente y se encontrará con el error tan común de pensar que lo inconsciente es todo lo que no es consciente.

Por lo tanto se podría llegar a mostrar tan arbitrario como si dijéramos que porque no se conoce la teoría del neutrino en Física, el neutrino es inconsciente. Para que lo inconsciente se produzca, tiene que operarse en el campo que delimita para ello la teoría del inconsciente, es decir, no hay inconsciente individual hasta el instante de la práctica técnica psicoanalítica, donde por un acuerdo entre el psicoanalista y el paciente determinan mediante ese pacto simbólico, que sus palabras, en este caso, tendrán el nombre propio de su inconsciente.

Todo lo otro inconsciente que aparece es el concepto inconsciente en sus relaciones múltiples y determinadas en varias instancias de articulación.

Entendemos por punto de vista tópico los espacios posibles del acontecer inconsciente dentro del aparato psíquico.

Llamamos punto de vista económico al fundamento material de la teoría del inconsciente y llamamos punto de vista dinámico a lo que normalmente vemos en psicoanálisis bajo el título de conflicto, es decir, el modo en el cual cada aparato psíquico relaciona las fuerzas de los diferentes espacios tópicos y además partes de algunas instancias con partes de la misma instancia.

Casi nos acercamos a una definición completa del inconsciente al determinar el inconsciente freudiano en esa triple articulación.

 

 

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