Psicoanálisis del Amor (2ª edición) Miguel Oscar Menassa -1994

 

COITO NORMAL

Y derrama en mi plato todo lo que me queda por vivir
Lo bastante para salar el océano Pacífico.
Pondréis en mi tumba un salvavidas.
Porque uno nunca sabe.
                                                                                     Robert Desnos

¿Es aquel del pene masculino, penetrando una vagina femenina aunque en el instante del orgasmo, niño y madre se confundan en un mortal abrazo?
¿O podré decir que coito normal es cuando «El» hace el amor con «Ella»?

Al principio y al final siempre nos miramos.
Ella dice que soy un maestro de la mirada.

Yo digo que ella con su última mirada enciende en mí la maestría.
Ella no debe mirar nunca mis genitales de frente, eso me inhibe.
Yo no debo nunca rehuir la visión de sus genitales, porque si no ella despreciará su cuerpo y todo fracasará.
Para mirar mis inversiones, ella tiene que saberse mujer.
Para mirar su dimensión desconocida, deseo inagotable, debí crecer.

Nos desnudamos en un rincón de la habitación, cada cual por su cuenta. En ese momento no sentimos obligación de nada.

Ella me arrastrará con su mirada a situaciones límites.
En esos momentos pegarle es reorientar sus deseos en un orden heterosexual, desde donde ella hablará del goce femenino.

Todo tiene que ser preciso, nos dirá, medido, exacto. Ni un día antes, ni un día después, para ella siempre es cuestión de vida o muerte.
Desde muy pequeña (desde su primera sensación de período de tiempo) tuvo que aprender a gobernar sobre la vida y la muerte.
Ella necesita en esos momentos que yo le explique claramente:
que cualquiera de los dos puede tocarse el pene
que cualquiera de los dos puede tocarse la vagina.

Ella y yo nunca tenemos tiempo para nada.
Reconocernos nos llevará toda la vida.
Ella sabe que yo no existo. Yo sé que ella es mi deseo. Deseo de la nada.
La algarabía de este momento es general. Todo cuesta creer.
Nuestros cuerpos son sólo escenario de un gran amor,
un amor que vino transcurriendo y que transcurrirá.
Somos sólo su tiempo.
Ahí, yo lo puedo todo y ella lo sabe todo.
Esto no volverá a ocurrir jamás.

 

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