RECUERDO LA ÚLTIMA VEZ Las
caderas
estallaban una contra otra
y al final
fue el silencio. Después
vinieron las rampantes
acacias de la noche
a dibujar los sueños. Fiebres
besos haciendo llamas
y el impenetrable
murmullo del silencio. Terquedades
efímeras
caprichos pasajeros
vergüenzas del soñar
y comenzamos a vivir. Vuelvo
para decirte
que la vida
fue esa dureza entre nosotros.
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