POLÍTICA Y AMOR. Lo que nunca te contaron

Miguel Oscar Menassa, 2020

 

 

UNA PAREJA POCO COMÚN

14 SONETOS IRREGULARES
PARA LA FIESTA DE FIN DE AÑO 2017


I
Cuando siento o pienso
que podríamos encontrarnos,
tú con tu blusa a cuadros
y yo vestido de escocés,

tú mostrando tus pechos
y yo con las piernas al aire,
un escalofrío me recorre
y se detiene entre mis piernas.

Apuro el paso ilusionado
y te alucino en todos los lugares,
y en todos los lugares no apareces.

Cuando te busco en la realidad
sólo encuentro algunos recuerdos:
tu mano en la estación, aquel beso.

II
Nunca nos encontramos
pero me acuesto y sueño.
En los sueños siempre eres mía,
total, apasionada, loca.

De pronto hacemos el amor
de una manera apasionada.
Tú te pones a cantar canciones en inglés
y yo no entiendo nada, pero te amo.

Mirándome a los ojos
me preguntas furiosa:
“¿Por qué no le sonríes a mi canto?”.

“Porque no entiendo el inglés”.
Y fue todo, aún, mucho peor.
“En inglés no te cantaré nunca más”.

III
Después nos invitamos a salir
a la calle, a caminar, al frío,
dejarnos tocar por la muchedumbre
y, por el olor, compramos calamares fritos.

Comer por la calle y divertirnos
nos hace gozar de manera celestial.
“La próxima vez que nos encontremos
te llevaré calamares fritos”.

Y yo, le pregunté tranquilamente:
“No sé por qué dices esas cosas
¿o acaso los calamares fritos

te dan libertad para gozar?”.
“Tal vez, querido, tal vez, mi amor,
pero el que alucina con ese olor, eres tú”.

IV
No quise discutir con ella.
Estábamos cerca de nuestra casa
y, diciendo, propiamente, la verdad,
los calamares fritos me liberan.

Me dan una alegría especial,
rápidamente me ponen muy cachondo.
Ella, que se da cuenta al instante,
comienza a mover su cuerpo con desenfreno

y dice casi con indiferencia:
“Estoy segura, mi querido,
que con otras mujeres haces el amor”.

Habíamos llegado a nuestra casa,
abrí el portal en silencio y con pasión
le dije: “Mi único calamar eres tú”.

V
“¿En qué piensas?”, me preguntó
cálidamente, con amabilidad.
“Pienso cuál habrá sido mi verdad
en mi vida, en toda mi vida”.

“¿Por qué te pones a pensar en esas cosas
justo cuando comienzan las fiestas?”.
“Por eso mismo. El año cambiará
pero ni tú ni yo sabremos nunca

si con el año nuevo
tendremos una nueva vida.
Podemos enloquecer y separarnos”.

“No digas eso que me vuelvo loca.
Yo te seguiré amando, apasionadamente,
y tú no podrás cambiar tanto de vida”.

VI
“Y la nueva vida puede ser muy diferente”.
“A mí no me importa que tu vida
sea muy diferente a mi vida
y un día desearás venir a visitarme.

Y yo te esperaré con los brazos abiertos
y las ventanas y las puertas abiertas
y, también, mis piernas estarán abiertas
y yo abriré mi corazón para ti”.

“No me hables con tanto amor
que entonces no podré irme”.
“Por eso te hablo así, para que no te vayas.

¿Puedes entender, amor mío,
la miseria de nuestras vidas separados?
Ven, dame un beso, luego hablamos”.

VII
Al otro día festejamos la fiesta
comiendo en casa de su madre.
Ella estaba hermosa y muy contenta,
y a mí me vieron muy pensativo.

El más tonto de la familia,
hijo predilecto del Presidente,
en medio, exacto, de la comida
se subió a una silla y nos dijo:

“Pueden contar lo que les pasa.
Somos una familia, podemos ayudarles.
Ella está contenta y tú preocupado,

como si ella te hubiera engañado”.
“No, ella llegó a casa con su amiga y,
entonces, hicimos el amor los tres juntos”.

VIII
Y el pobre hombre siguió investigando:
“Y, entonces, si gozaron mucho
¿por qué ella está contenta y tú preocupado?
A lo mejor, nos están mintiendo”.

“No seas tan estúpido a tu edad,
te estamos diciendo toda la verdad
pero tú no puedes aceptar la verdad.
¿Y sabes por qué no puedes aceptar la verdad?

Porque desde niño la verdad te da miedo.
Nunca quisiste saber la relación sexual
que tus padres tenían casi todos los días”.

El pobre niño se puso a llorar.
“Ella está contenta por haber recuperado a su amiga
y yo preocupado porque tendré que mantenerlas a las dos”.

IX
Cuando dejamos la fiesta
para volver a nuestra casa,
ella me habló como enojada:
“Has mentido delante de todos,

yo ni te había mencionado
que Rosita viviría con nosotros.
¿Por qué tan descarado has mentido,
a ver, dime por qué lo has hecho?”.

“Por dos motivos importantes:
Por un lado, deseaba que se callara.
Nunca lo aguanto, un día lo mataré.

Y el otro motivo, aún más importante,
tú no dijiste nada, pero vi en tus ojos
el deseo ferviente de vivir con esa mujer”.

X
“Así que además de mentiroso
ahora eres lector de las miradas”.
“De las miradas en general, no,
pero lector de tu mirada siempre lo fui.

Con tu mirada, tú me lo dices todo.
No sólo tu vida interior
sino también tu vida futura”.
“¿Y por qué no me lo has dicho antes?

Te pasaste quince años
sabiendo lo que me pasaba
y lo que iría a pasar en el futuro,

y no me has dicho nada de nada.
Eres un verdadero canalla.
Utilizabas tu poder para dominarme. ¡Canalla!”.

XI
“No fue exactamente como lo dices.
A los dos años de vivir juntos
intenté contarte toda la verdad
y, un poco loca, me llamaste borracho.

Y como yo había dejado de tomar alcohol
a los pocos días de vivir juntos,
y al darme cuenta de que tú no te creías
el esfuerzo terrible, atroz, brutal,

me puse un poco tonto y tuve rabia
pero te amaba y te deseaba tanto,
representabas tanto para mí

que no pude decirte nada
y con la verdad de mi poder decidí
mantenerla en secreto toda mi vida”.

XII
“¿Y por qué me lo contaste justo ahora?
Yo hubiera preferido, de verdad,
que mantuvieras el secreto,
que te lo metieras en el culo”.

“Ten un poco de cuidado,
me estás insultando de más”.
“Qué, ¿acaso tú no me insultabas de más
cuando sabías tú lo que iría a pasar

y no me decías nada?
Eso sí que es insultar de más,
sabías todo de mi vida, mis deseos,

y nunca me dijiste una palabra.
Qué hijo de puta el borracho,
me dominabas para que te amara siempre”.

XIII
“Querida mía, reflexiona un poco,
yo te amaba tanto y tanto te deseaba
que no podía hacerte ningún daño,
que nunca utilicé mi poder en tu contra.

Y eso de que utilizaba mi poder
para dominarte, para que me amases siempre,
cada vez que te hablada de tu libertad
me decías que no te hablara de tonterías.

“Y te enfadabas de tal manera
que se podría decir que me odiabas.
Te pasabas una semana, quince días,

sin hablarme, ni me mirabas
y cuando nos cruzábamos
me gritabas: Esto es el famoso amor eterno”.

XIV
“Y un día, amándote, dije
que amar nada tenía que ver
ni con la esclavitud ni con el sometimiento,
amar tenía que ver con la libertad, el trabajo.

Ese día te transformaste en una fiera.
Te trepabas por todas las paredes
y gritabas con mucha fortaleza:
“La bestia me manda a trabajar”.

Después te ponías a llorar
y me pedías a los gritos
que no te abandonara nunca.

Me pedías que te esclavizara
y me besabas todo el cuerpo
y, claro, terminábamos haciendo el amor”

 

 

Índice Siguiente