CUANDO ELLA VIENE Y VA
Cuando ella viene y va
coqueta y desprevenida
yo primero la perdono
y después miro sus ojos.
Y cuando está todo listo
como para bailar,
me encuentro con ella
que se siente muy mal.
Después le doy,
sin cobrarle nada,
dos caladas de un porro
proveniente del África.
Ella se pone a bailar
y gritar como una loca,
y yo la miro y la miro
y apenas abro la boca.
Cuando empieza la fiesta
mi amada se descompone,
le duele la cabeza
y quiere vomitar.
Hoy me reprochó
que no la cuidaba:
“Ya no eres el mismo
aquél que me amaba.
Tienes una cara
como si tu amada
viviera, la pobre,
muy lejos de aquí”.
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