DESPUÉS DE CUMPLIR 70
I
La poesía debe ser cuidada
y protegida
porque también es un arma
contra el feroz enemigo
que maltrata nuestro cuerpo
y amenaza nuestra vida.
Pero no tengamos miedo
que lo pueden casi todo
pero con la poesía, aún,
no saben lo que hacer.
Cuando el juez me preguntó
dónde estaba el dinero,
yo, con cara de perdido,
le dije: “¡Dinero! Yo nunca tuve
y, además, quiero decirle
que nunca tuve dinero,
por eso nunca supe
dónde vivía el dinero”.
II
La jueza auxiliar
sonriente preguntó:
“¿Y, entonces, puede decirme
de qué vivía el señor?”.
“De mi trabajo, señora.
Y antes de que me pregunte
se lo digo yo: Es un trabajo digno,
le hago el bien a mucha gente”.
Volvió a intervenir la jueza:
“Y, entonces, ¿por qué le da vergüenza?”.
“Me da vergüenza porque yo trabajo
para muchas mujeres más viejas que usted”.
“¿Y cuál es su trabajo con esas mayores?”.
“Las enseño a amar y a escribir poesía”.
“¿Y sólo por eso le pagan?”.
“Pero eso no es eso, mi querida jueza,
eso es el amor, la vida misma”.
La jueza auxiliar
se puso a gritar
que a su lado quería
un hombre ideal.
“Ese hombre me habló del amor,
ese hombre enalteció la vida”.
Y la jueza gritaba y gritaba
y el hombre se tiró por la ventana.
III
El hombre se estrelló
contra el asfalto.
Todo el mundo gritaba
pero nadie se acercaba.
El hombre se moría,
un poco se moría
cuando pasó a su lado
una bella señorita.
La bella se arrodilló
junto al cuerpo de aquel hombre,
lo acarició y lo besó
con tanta gracia y ternura
que el hombre llegó a pensar:
“Yo no me quiero morir,
quiero resucitar,
para besar esos labios
y escuchar aquella voz,
para tenerla en mis brazos
y darle todo mi amor”.
La mujer tomó distancia
del recién resucitado y le dijo:
“Yo sólo sirvo para resucitar,
ya hice mi trabajo, ahora
usted tendrá que trabajar.
El amor, el sexo y el dinero
están ahí al alcance de todos.
A trabajar entonces,
para poder soñar, imaginar.
La poesía tiene el don de producirse.
Y como se trata de un trabajo,
todos los hombres y mujeres
pueden hacer poesía.
Que poeta no se nace,
que con la vida se hace
y, también, con la lectura
de otros más grandes que yo”.
Mayo 2015
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