Canciones [2003-2004]

Miguel Oscar Menassa, 2010

 

 
PEPE Y LOS PODEROSOS

Ayer pude comprobar
que mi mujer me quería,
que mis hijos respetan
mi trabajo y mi cordura
y la vecina de enfrente
me tiene loco de amor.

Cuando la veo, lejana, pasar
me sueño una granada
explotando amorosa
y así, con una esquirla,
poderla tocar.

Así que me la paso
pensando todo el día
en una mujer que existe
sólo cuando la veo.

Alucinación o farsa
de los fantasmas y el viento.

Sombras que, al combinarse
y no poseer destino,
dejan marca en mi memoria
de un imperceptible viento
que nunca sabré ¡por Dios!
si existió o era mi aliento.

Y esas luces que se encienden
cuando nadie las requiere
y esa luz que lo enceguece
al pobre niño al nacer.

No es la luz de las palabras
sino la del kerosén
o el reflejo de algún arma
clavándose en la niñez.

El encargado de seguridad
y la ministra de nuestro exterior
se han encontrado para acallar
la voz de los niños pidiendo piedad.

Nuestra madre padece de sida
y nuestro padre murió en el ascensor,
queriendo llegar al cielo más alto
una bomba terrible lo descuartizó.

Y, mientras los pedazos caían y caían,
el encargado y la ministra
hacían cuentas y cuentas
que nunca salían.

Mañana debes enviar
las 30.000 naranjas
que nuestros soldados
esperan en Irak.

Y alguna braguita
para alguna señorita,
y el lápiz labial
para el general.

Los cinco kilos de arroz
para repartir
entre la población
y los siete mil misiles
para aplacar la rebelión.

¡Hay que ver cómo resisten
estas bestias tenebrosas.
Sin llegar a darse cuenta
que gracias al invasor
dentro de unos veinte siglos
vivirán algo mejor!

No queremos vuestro petróleo
ni vuestro opio, ni vuestro pan,
sólo queremos enseñar al pueblo
a vivir sin trabajo en plena libertad.

Sin agua y sin comida
la libertad es nada,
responde el pueblo hambriento,
sólo hay una salida.

Si el pan es necesario
para seguir con vida
y el dinero se lo lleva
casi todo el invasor.

Entonces robaremos
el pan, las aceitunas,
los carros de combate,
nuestros líderes muertos,
la educación, el bien.

Y, si es necesario
tenerlo entre nosotros,
robaremos a Dios
y con Dios a nuestro lado
y sin agua y sin comida
ya comprobarán, señores,
que no nos podrán vencer.
 

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