Al sur de Europa

Miguel Oscar Menassa -2002

 

CUMPLIR 61 AÑOS CUANDO ESTALLA LA GUERRA

 

Hoy escuché a mi mundo,

el mundo donde vivo,

clamando por la guerra,

por la guerra total.

 

A matar, a matar,

gritaban los periódicos.

A matar, a matar,

decían por T.V.

 

A vengar nuestros muertos,

vociferaba el pueblo.

A matar, a matar,

enemigos, más allá.

 

Iremos por el aire;

iremos por el mar

y por la tierra iremos

escuchen el compás:

 

Vi morir una madre

de frío en la vereda,

esperando a su hijo

que nunca volverá.

 

Y una mujer moría

clavada en una espada,

que su amante muy joven

no supo manejar.

 

Y vi morir reptiles

atados a sí mismos

y vi morir el canto

en la voz del cantor.

 

Y mi madre moría

quemada por el fuego,

cual bruja o hechicera

del tiempo del terror.

 

La guerra se ha extendido

por mi mundo y el mundo.

 

Al aire libre no vivirá

ningún poema.

 

Al aire libre no habrá

ningún amor.

 

En las trincheras se hablará

de la muerte

y por las noches se soñará

el horror.

 

Al alba, el miedo

vivirá en la palabra.

En los pechos maternos

se escuchará el fragor.

 

En el colegio el niño,

aprenderá a matar.

A cuidarse del compañero niño,

del maestro.

A cuidarse del cielo en su conjunto,

hasta del alma.

 

A cuidarse del viento huracanado

y de la brisa.

Del volcán poderoso que vomita

fuego y basura

y la pequeña colina perfumada

florecida y abierta.

 

En cualquier pequeño lugar

de cualquier Patria,

aunque sea la nuestra,

oscurece, se pliega la montaña,

se hace invisible el agresor.

 

En plena oscuridad

ya no se sabe:

¿quién es el asesino?

¿quién tiene que morir?

 

En semejante oscuridad,

que produce la guerra,

ya no se sabe

dónde está la amada,

ya nadie sabe

dónde anida el traidor.

 

Por eso nos miramos

los unos a los otros,

presintiendo un culpable

en cada humanidad.

Nos persigue el delirio

de una guerra sin fin.

 

El Capitán herido

gritaba a las estrellas:

Habrá guerra, habrá guerra

y todos morirán.

 

Cristianos, musulmanes,

ricos y pobres,

todo el mundo muriendo

por un poco de paz.

 

Todo el mundo muriendo

de una vieja moral:

 

La guerra es necesaria

aunque sea fatal.

 

Nada de nada,

no puedo escribir nada.

Todo el mundo está en guerra

y el poema está quieto,

detenido

como un preso de guerra,

en silencio

como en la esclavitud,

caído de dolor

cual torre muerta.

 

 

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