V
Hoy, encuentro en mi nuevo destino,
lo que ya otros hombres encontraron.
Grandes pasadizos, negruras y luces.
Confieso estar viviendo en plenitud,
cuando entrechoco aromas y vertientes
y, sin embargo, lo sé, para comenzar,
debo arrancar de cuajo todas las raíces
y no puedo, albergo en mi ser temores,
de soledad, de pequeños amores, falsos.
Vuelo, empecinadamente, por
grandes cielos.
Repto, empecinadamente, por las alcantarillas.
Alcanzo de mi saber lo más puro y no basta.
Amo, claramente, mi ser entre montañas,
atesorado de máscaras y últimos misterios,
me decreto: soldado de lo que no se nota.
|