II
Amante de mí mismo,
reconozco en mis escritos,
una nueva esperanza para el hombre
y me detesto.
A veces me siento único, incomparable,
veo mi nombre,
bordado en el compás de alguno de mis versos,
en el propio corazón de la humanidad.
Confieso,
tener miedo a la oscuridad a los cuarenta años.
Si tuviera poder,
con la energía atómica,
haría un sol para la noche.
A veces temo ser atrapado por mí mismo,
temo mi sombra entre las sombras
y, sin embargo,
soy el poeta de la noche.
|