SALTO MORTAL Miguel Oscar Menassa - 1977

 

INTRODUCCIÓN

Partamos de la base que el amor y la lucha de clases son dos entretenimientos del hombre moderno.
Estructuras que llevadas a su paroxismo, no existen, sólo se transforman.

Sólo muere lo muerto.
Reconstruyo una vez más el oráculo,
el viejo torpedero una vez más contra el destino, 
contra la bella humanidad que me gobierna:
                                                                El viento polar.
Esta vez ni Tebas, ni Tiresias.
El enigma:
              El viento polar.

Por decreto, por ley, por propia voluntad,
no habrá ceguera.
                         En este cuento, el rey,
descubrirá los torpes movimientos de la reina y quitará sus atributos. 
Y el ministro loco de terror,
intentará hacerse invisible pero sólo conseguirá:

VIENTO POLAR PARA QUE MI NOMBRE TE NOMBRE.

Ungüento misterioso sobre la piel de los nadadores invencibles 
Y a la mar.
Un millón de almejas doradas,
y robustas ostras de salvajes perlas en sus vientres, 
para enhebrar los collares del festín final, 
de la orgía canibalística de fin de siglo.
Al son de palabras multicolores y música de oboes, 
el rey,
y su nuevo, flamante hombre, rescatado de las garras del amor, 
devoran
            con los movimientos precisos, las palabras necesarias, 
el cuerpo mutilado,
                           de vuestra majestad,
                                                         la reina.

Y entre los gritos de viva el Rey, padre hay uno solo, 
el último y bochornoso espectáculo de la reina, 
con sus últimos trozos de carne, 
y al grito animal de todo por amor, 
se abraza al rey 
-sacudido ahora en su propio tiempo-
y vocifera, salvaje, herculea,
dueña de su propio despedazamiento,
                                                        el tiempo del orgasmo final.
Y a partir de ahora una nueva ilusión:
                                                       presenciar la matanza moderna.
Y esta vez no habrá ni siquiera dolor,
Todo será en silencio ¿Recuerdan?
                                                   como en el viejo amor.
El espectáculo será la música sin sexo.
                                                        UN SOLO DE NEUTRÓN.
Después de la función el decorado se hará eterno.
Esta vez, tu promesa,
que ni una piedra, ni un solo monumento caerá.

LA NEUTRA E INVISIBLE CARICIA SOLO MATA PASIÓN.

Mis últimas amantes,
mis enamoradas muertas,
opongamos a la neutralidad infinita del amor, 
la instantánea revolucionaria del sexo.
                                                       Venid
                                                                cálida locura.
Invadid los laboratorios atómicos.

Benefactores de la humanidad ya lo sabemos, 
detrás del cálculo perfecto, nos espera la muerte.
La algarabía de un encuentro infantil con mamá a la salida del colegio.
Detened vuestra sonrisa en el tiempo de los tiempos.

Disponemos,
contra vuestra invisible arma mortal, 
la invisible defensa,
la telaraña inmortal de nuestros sueños.

 

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