Miguel Oscar Menassa - 1975

25 de diciembre, últimas horas de la noche

A mi discípulo, QUERIDO XX:

                                          Te encontré donde se encuentran habitualmente los pequeños animales antes de morir, en las alcantarillas, mi recorrido era el recorrido de las cloacas.
Sólo manejaba en esa época las ganas de vivir.
Amaba la guerra
                        hablaba de enemigos y traidores.
El instrumento era mi cuerpo y las palabras de los tontos, tratando de matar a esa pobre bestia -miguel- acorralada.
Lo perdimos todo

                         MORIR, MURIERON LOS MEJORES.

Nuestra guerra pasó y nos dejó para siempre en la mirada la melancolía de los que temen.

Temo los deseos de destrucción que tienen sobre mi los más queridos.

Temo, discípulo, tu puñal.
Amo, discípulo, tu puñal.

Amo esta muerte que me darás para morir entre amigos con todos los honores.
                                  GRACIAS DISCÍPULO

P.D. Olvidaba decirte que me defenderé hasta el fin.
Conmigo están los que no mueren nunca, conmigo están mis versos.

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