SALVE IV
O MARIA DADORA
Tal vez no sea necesario decirles que los amo
con la misma violencia de
las lanzas
matando al enemigo blanco en las praderas
o la empecinada
suavidad de los interminables telares
azules contra el viento.
Tal vez no sea necesario decirles que en mi piel
-territorio de paz
donde se anidan
los espejos del tiempo-
vuestros rostros más puros se
reflejan
violentos de placer.
Tal vez no sea necesario decirles que he gozado
como gozan los niños
cuando se zambullen
exactamente en medio de la tormenta
entre los pechos
de María Dadora
Diosa lechera
bruja nacida para amar.
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